Hace unos días estuve en el concierto del grupo de música Mayalde que ofrecieron en el teatro Ramos Carrión. Tienen un estilo y una puesta en escena muy particular, pero no es mi intención hacer ningún tipo de reseña aquí y ahora. Solo recomiendo que vayan a escuchar a este grupo y a cualquier otro que haga una apuesta diferente, o quizás no tan diferente sino más bien que muestren la riqueza musical que hay en Zamora. Ellos son realmente de Salamanca, pero como si fueran de aquí. La cuestión es poner la música folk en el punto de mira, o tradicional, popular o como prefieran llamarla.

No hay más que ver los resultados que ha obtenido el grupo Tanxugueiras. Más allá de la polémica que ha surgido en el Benidorm Fest, yo me quedo con que a la gente le gusta este tipo de música, porque ha sido la canción más votada por el público

En Zamora hay muchos grupos de música de todo tipo, pero en este caso, me voy a centrar en la música folclórica contemporánea, aquella que tiene como objetivo adaptar y recuperar la música tradicional folclórica con infinidad de diferentes arreglos e instrumentos de toda índole, como sucede con Mayalde. Pero entre los grupos de nuestra tierra, voy a hacer especial mención a Molofolk. Les suelo escuchar con frecuencia cuando voy en el coche, y me encantan. Ellos son un ejemplo de superación. Me consta que es muy difícil vivir de la música, vaya tú qué cosas, vivir de algo tan importante como es la música. Porque en Zamora, en alguna que otra conversación, me decían que claro, en el sur o en el levante, tienen sol y playa, y discotecas, y esas cosas, y aquí, pues eso, si los jóvenes queremos tener ocio, pues nos montamos un grupo de música, de la que sea, o nos apuntamos a bailes regionales. Más allá de los posibles estereotipos, creo que esto al final es una suerte. Qué mejor que ir creciendo durante la adolescencia con inquietudes culturales y musicales, aunque casi sea por obligación, externa, sí, pero lo que cuenta al final es el resultado. Así que, en vez de estar perdiendo el tiempo por ahí en la calle, con buen sol y disfrutando de las olas del mar, pues aquí nos encerramos en un local de ensayo, y ahí, a echar horas y horas.

La música folk, o tradicional, aunque cuando dices “tradicional” puede parecer anticuada, desfasada, etc., calificativos que pueden tener cierta connotación peyorativa, pero más allá de eso, que no es verdad, es también un valor cultural y artístico propio de estas tierras. Como veíamos anteriormente, marca mucho donde uno nace y las circunstancias que le rodean. En el levante habrá muchas playas y discotecas, pero aquí tenemos muchos grupos de música. Estoy seguro que algún miembro de tu familia, o cercanos conocidos, han estado “metidos” en un grupo de música, de folk, de bailes regionales o ha ido a la Escuela de Folklore para aprender a tocar la flauta y el tamboril, u otros instrumentos. Qué maestría hay que tener para tocar un instrumento diferente con cada mano. Porque esto tampoco se valora, las horas de dedicación que hay que “echar” para conseguir hacer sonar un instrumento. Ese esfuerzo no lo sabe nadie hasta que realmente se pone uno a intentar aprender. En mi caso, estuve cinco años estudiando violín, en una escuela de música. Y solo conseguí en todo ese tiempo que no sonara como un gato rayando un cristal. Y no es que se me dé mal la música, o no tenga habilidades, en cierta medida son necesarias, pero son las horas de dedicación y estudio que hay que emplear para alcanzar mínimamente un nivel aceptable.

Como os decía, últimamente he puesto mis ojos y mis oídos en este grupo llamado Molofolk. De verdad, lo aconsejo encarecidamente, son muy buenos. Porque además la música folk está de moda. No hay más que ver los resultados que ha obtenido el grupo Tanxugueiras. Más allá de la polémica que ha surgido en el Benidorm Fest, yo me quedo con que a la gente le gusta este tipo de música, porque ha sido la canción más votada por el público. Sus arreglos de la música tradicional, en este caso, gallega, acercándose a la música electrónica y al trap, mezclando lo tradicional y la música más actual, han llegado al gran público. Aunque creo llevan ya bastante tiempo obteniendo gran éxito en el circuito de la música folk española y europea. Lo cierto es que tienen un valor increíble. Pero para evitar suspicacias, me gustaría también alabar el trabajo que están haciendo otros músicos y grupos de Zamora respecto a la música tradicional, como puede ser Luis Antonio Pedraza, Ringorrango, Bajo Duero, Don Sancho, La Arracada, Doña Urraca, Sedeiro, y Santarén Folk, entre otros, y perdonad si me he dejado alguno. Por lo que el folk goza de buena salud en Zamora. Y no solo lo digo yo, también el presidente de la Asociación Etnográfica Don Sancho, Antonio Martín, en este mismo periódico dijo que “los grupos zamoranos somos la élite del folclore nacional”. Y nos podemos fiar de su palabra porque también es el director del Festival Internacional de Folklore de Zamora, que ya en septiembre del año pasado, pudo reunir de nuevo a grupos de ámbito internacional, a pesar de la situación de pandemia que estamos viviendo.

Así que, con un poco de suerte, cuando llegue el buen tiempo y se puedan organizar conciertos de música adecuadamente, pues no duden en acudir y pagar la entrada. Piensen en los años que se necesitan para alcanzar ese nivel. Porque si no lo hacen, todas estas iniciativas se perderán, y no solo perderán ellos, sino todos. Por lo tanto, recuerden, este verano Mola-el-folk.