Si tuviera que trazar rasgos generales de las personas de Castilla y León, ¿qué palabras usaría? Para escribir esta columna hice una pequeña encuesta en las redes. Salió esto: recias, honestas, sobrias, leales, llanas, trabajadoras, secas, tercas, parcas, majas, frías, serias, solidarias, nobles, rurales, cerradas, orgullosas, buenas, inmovilistas, abnegadas, de otro tiempo.

Honestas: decentes, razonables, justas, honradas. Leales: fieles, que guardan amor y reconocimiento, que no son falsas. Recias: fuertes, ásperas, de mucha miga. Llanas: accesibles, sencillas, sin presunción. Qué maravilla el diccionario. Honestas, leales, recias, llanas fueron las palabras más dichas, más inmediatas. Estoy bastante de acuerdo: gente sin doblez, sin paparruchas, al pan, pan, y al vino, vino.

Por supuesto la premisa de este ejercicio es, en sí, una generalización y las carga el diablo. Aquí hay de todo, como en todas partes. Pero las palabras con las que nos describimos y con las que nos describen se repiten y cuando el río suena ya se sabe.

Las palabras con las que nos describimos y con las que nos describen se repiten y cuando el río suena ya se sabe

Yo, que soy de Zamora y fui pequeña en un pueblo y todo hace, creo que somos rotundos, robles. Gente cercana, maja, campechana, natural, real como la vida misma. Firmes, sólidos, bastante incompatibles con lo escurridizo del mundo que ahora habitamos. Sí, gente de otro tiempo. Y menos mal.

A la mayoría no los conocí aquí, pero muchos de mis mejores amigos nacieron en esta tierra extensa llamada políticamente Castilla y León. Nos encontramos lejos de casa, como manda la estadística. Nos reconocimos hablando como el telediario, nos elegimos con la certeza de las cartas boca arriba. Nos queremos como se quiere a la familia: con nuestras miserias y pase lo que pase.

En una tertulia de televisión a la que iba en Washington, un periodista colombiano que aprecia esta tierra como pocos dijo que éramos nobles. Gente noble. Sentí bastante orgullo, para decir verdad. Noble: preclaro, ilustre, generoso. Honroso, estimable, como contrapuesto a deshonrado y vil.

El 13 de febrero votamos si queremos que nos represente gente que se parece a nosotros. Gente honesta, sencilla, tranquila, trabajadora: buena gente. Yo confío en nosotros: tenemos palabra y aquí no nos la dan con queso.