Me duele en el alma escribir estas líneas que me salen de lo más profundo de mí. He dejado pasar los días con esa impotencia y gran pena de hacerlo. Me cuesta decidirme pero mí obligación moral y de profundo y cariñoso recuerdo lo hago con mucha pena y dolor. Me da igual que pasen días y semanas de las fatal noticia que nadie espera. Se nos fué la entrañable muy querida Mariví. Sí, hace más de un mes de ese adiós. El 10 de Diciembre del pasado año 2021. María-Victoria Miguel Santiago no tenía enemigos. Mujer entrañable, respetuosa con todo el mundo, trabajadora y ejemplar compañera de trabajo en la Consejería de Fomento-Transportes de la Junta de Castilla y León en Zamora. ¡Cuántos recuerdos, cuantas buenas anécdotas se acumulan en mi mente. Cuántas situaciones vividas. Cuántas risas y alguna que otra pena!.

“¡Mariví!” le gritaba de vez en cuando a más no poder. Se reía. Movía la cabeza de lado a lado indicando que estaba cómo una cabra. Sonreía siempre. Nada le parecía nunca mal. Compañera de trabajo de lujo, buena persona, siempre colaborando. Respetaba a todo el mundo. Cuantas risas. Cuantos buenos momentos vividos. Anécdotas tengo muchas. Todas alegres. De buen humor. Juro que apreciaba muchísimo a Mariví. ¿Te acuerdas, Mariví, cuando te decía siempre por Semana Santa que me gustaría verte con peineta y bien maja cómo eras, un Viernes Santo, detrás del caballo Longinos?. Tú respuesta siempre era la misma : “¡Lo tienes tú claro!”.

Pena y dolor, pero con las alegría contenida, de anécdotas y recuerdos. Mucha melancolía y tristeza. Cada día siete de cada mes, le recordaba los meses que restaban para San Fermín. Y siempre me mandaba al mismo sitio cómo respuesta. Pero siempre con cariño, eso sí. Hasta tres días antes de su muerte el pasado Diciembre, se lo volví a recordar como hace años, cómo cada mes el día 7. Por mediación de su hermana Toñi tuvo la delicadeza de contestarme. No la vi, pero espero que con una de sus sonrisas diciéndome que estaba cómo una auténtica cabra.

Mariví, se te recuerda y aprecia. Fue un lujazo tenerte de compañera. No se te olvida. Y aunque pienses y digas que estoy cómo una cabra, cada 7 de mes te recordaré los que quedan para San Fermín.

Querida y entrañable Mariví. Besos al cielo.

Luis Pablos Flórez