Que gran satisfacción comprobar que triunfa la Justicia, aunque sea en el otro extremo de la Tierra. Es admirable la fortaleza y decisión que nos ha demostrado a todos el Gobierno Australiano, deportando a Djokovic, tipejo de dudosa catadura, negado a la vacunación COVID y a cumplir el protocolo de seguimiento, convencido que el dinero y la fama están por encima de la Ley, que el resto de los ciudadanos del mundo acatamos y cumplimos. Nos ha pasado por el morro que él pisa la raya según le convenga, por encima de toda ética, concepto que posiblemente nunca ha oído mentar.

Esta misma admiración, no nos impide sentir el dogal en la garganta, cuando entre la bruma aparece velada la idea que la situación se hubiera dado en nuestra indecisa España. ¿Cómo la hubieran solventado las cohortes de los bien-queda siempre iluminados…?

Francisco Mario Santos