A la vista de la diferencia, enorme, que existe entre lo que ocurre y lo que nos cuentan, me he acordado del gran Miguel Gila, que comenzó su carrera humorística en Zamora, y sus conversaciones telefónicas con interlocutores absurdos. “¿Es ahí la Casa Blanca? que se ponga el presidente”. ¿Es el enemigo?, ¿qué si vais a atacar muchos? ¡Hala, no sé si tendremos balas para todos”. Así podríamos seguir casi hasta el infinito y podríamos también imaginar a Gila dedicándole uno de sus monólogos descacharrantes al momento actual. “¿Está la Realidad?, que se ponga. Y, una vez establecido el contacto, le oiríamos decir algo así:

-Que digo yo que podrían ustedes cambiar de tema o contarnos otras cosas, porque, a ver, yo les oigo y les oigo hablar de maravillas y de que todo va bien y resulta que me entero de lo contrario en cuanto abro la prensa. Y digo yo que si su gestión es tan buena, ¿por qué se va la gente de aquí? Porque yo me doy una vuelta de vez en cuando por mi pueblo y no van quedando ni las sombras. Se ha muerto Fulano, está ingresado Perentano, Mengano se ha ido a Madrid con los chicos, y nada, no nace nadie desde que el regato Moralillo tenía solo una orilla. ¿Cómo va a nacer si solo quedan viejos y viejas? Así que eso del cheque bebé tendrán que dárselo a las abuelas, digo yo. Y vas por la calle Abrazamozas, por la calle Salsipuedes, por la calle Generalísimo, que aun no le han cambiado el nombre, (¿para qué? dijo el tío Calostros) y todos son carteles de “Se vende”. Al lado de uno de esos carteles de “Se vende”, en las ruinas de la casa del tío Cóncavo, alguien ha puesto “A que no”. ¡Me “ca”, qué risa, no le falta chispa a la gente! Y en una tierra buena que ahora está perdida y también se vende, un cachondo ha escrito “Antes daba cebada, ahora solo da pena”. ¡Ah, que dice usted que todo se va a arreglar si ganan las elecciones! No sabe el peso que me quita de encima. ¿Qué a quién voy a votar?

Uno oye y ve frases, posturas, toneladas de promesas y cuando pisa la calle la Realidad las desmiente o las rebaja tanto que apenas resisten la comparación

A informadores norteamericanos se atribuye esa frase cínica cada vez más de moda: “No dejes que la realidad te estropee una buena noticia”. Aquí y ahora diríamos: “No dejes que la realidad te estropee un buen (o regular) discurso lleno de promesas y compromisos ineludibles (ju, ju, ju). O, como dicen en México: “Díganos cosas bonitas aunque sean mentiras”. No sé si muchas de las cosas que oímos estos días son bonitas o no (cada cual tiene su medida de belleza), pero mentiras, y gordas, sí que escuchamos por doquier. ¡Y eso que estamos aun en precampaña! ¿Ven? Otra mentira sangrante. ¿Qué diferencia hay entre precampaña y campaña electoral? Simplemente, que en la primera no se puede pedir explícitamente el voto y en la segunda, sí. Pues, vale. Entonces, ¿para qué tanto mitin, tanta rueda de prensa, tantas declaraciones, tantas fotos, tantas imágenes televisivas, tantas visitas a granjas, a ciudades, a museos, a barrios marginales, a mercados, a mercadillos? Para conocer la Realidad, la gran e incuestionable Realidad de esta tierra. Otra vez ju, ju, ju, y me quedo corto. Me lo creería si no fuera porque tengo ya mis añitos, he vivido en primera línea muchas campañas y noches electorales y me acuerdo de lo que decía Enrique Tierno Galván: “Las promesas electorales se hacen para no cumplirlas”. O ese axioma infalible: “Cuanto más y más fuerte prometas, menos estás dispuesto cumplir” Pues eso.

De modo que uno oye y ve frases, posturas, toneladas de promesas y cuando pisa la calle la Realidad las desmiente o las rebaja tanto que apenas resisten la comparación. Y más en estos días en los que han salido a la luz datos del censo de población, “Las cifras del drama demográfico” ha titulado este periódico. Y ha sido hasta suave, porque más que drama es tragedia, desastre, hecatombe. Y así año tras año, censo tras censo. Pero, oiga, lo van a arreglar. Ahora anuncia Fernández Mañueco una ristra de medidas que serán el Bálsamo de Fierabrás. ¿Y por qué no lo ha hecho su partido antes, desde 1987 para acá? Y ahora oímos decir a la consejera de Familia y candidata por Zamora, Isabel Blanco, que el PP es el único partido que garantiza el futuro del campo. Uf, como lo siga garantizando igual que en los últimos 34 años, nos salimos del mapa, no habrá sitio para tantos agricultores, ganaderos, etc como vendrán aquí para labrarse un futuro. Jauja, esto va a ser Jauja y nosotros sin enterarnos. Luego, viene la Realidad y el monólogo de Gila se queda corto y no es tan descabellado como parece.

Me he acordado también de una genialidad de Groucho Marx cuando le pillan en un renuncio: “¿A quién va a creer usted: a sus ojos o a lo que yo le diga?” Es cuestión de creernos lo que vemos y sufrimos, la Realidad, o lo que nos cuentan. Qué raro es todo.