Cuando empezamos a pensar en homenajear a Waldo por sus cien años, no imaginábamos en su familia, que un poeta olvidado de esta tierra como él (por cierto, entre otros tantos como Justo Alejo, Alfonso Peñalosa o Tomás Salvador, por citar una muestra), podría celebrarse durante siete meses seguidos, de junio a diciembre.

Si tantos han puesto generosidad, desde la familia de Waldo solo hemos podido poner gratitud. Lo podemos decir más alto, pero no más claro: gracias a todos

Digamos como descargo a la densidad y variedad de los actos que ciertamente la vida de Waldo Santos ha ido siempre más allá de la poesía, de la que tanto habló y escribió. Entre sus papeles había notas de etnología, programas de radio y artículos para la prensa diaria, presentaciones de cineclub, vínculos con grupos de teatro -aficionado- como el “Juan del Enzina”, con la naturaleza, a través de la Agrupación Montañera Zamorana, con la fuerza y la verdad del flamenco en la Peña “Amigos del Cante”, ... O también proyectos como los orígenes mozárabes de las misas populares de muchos pueblos del viejo Reino de León, el sueño de hacer un Quijote sonoro con gentes aficionadas y profesionales de Zamora y de cualquier punto de España, e incluso un guion de cortometraje con notas sobre enfoques de cámara, junto a planos interiores y exteriores, tratamiento de la luz, acotaciones y diálogos, comentarios e indicaciones ... dictado a su manera poética de ver y compartir la vida con el compromiso ético.

Aparte, claro, de manuscritos y mecanoescritos con inéditos de poesía, inesperadas obras de teatro, y poemas grabados por el propio Waldo, de recitales por pueblos de Zamora y programas de radio, donde colaboró hasta los años 90 ...

Por esa razón se han podido conformar tantos actos y actividades. Pero, dicho todo esto, nada se podría haber hecho sin la generosidad de poetas, profesores, músicos y estudiosos, participantes todos, desinteresadamente, en mesas redondas, conciertos, recitales o lecciones magistrales -de inauguración y clausura-.

Han homenajeado a Waldo Santos también, aficionados al cante flamenco, folkloristas de siempre, periodistas (Aniano, Gerardo), hombres de teatro ... La Opinión-El Correo de Zamora, ha dedicado artículos y comentarios en los suplementos dominicales sobre su figura y su obra. Junto al comentario impagable de amigos, viejos como Fermín, José Manuel, Víctor, Ramón, o nuevos como Juanma en las ondas hercianas.

Aunque nada se hubiera podido llevar a la realidad, sin la otra generosidad, la de las instituciones zamoranas. Han puesto medios, lugares, y recursos económicos el Ayuntamiento de Zamora, la Diputación de Zamora, el Museo Etnográfico de Castilla y León, el Archivo Histórico Provincial ... y la Fundación Caja Rural.

Ha sido así un camino de fácil recorrido gracias a tanta generosidad; que ha logrado que casi se haya hecho solo con la presencia y participación de todos.

Y si tantos han puesto generosidad, desde la familia de Waldo solo hemos podido poner gratitud. Lo podemos decir más alto, pero no más claro: gracias a todos.

Nos ha conmovido especialmente, de todo lo visto, oír recitar sus versos al propio Waldo en la terraza del Ramos Carrión, o sorprendernos con la música que ponían unos músicos excepcionales en el Museo Etnográfico a sus versos: desde la fuerza del rap a la dulzura y denuncia de la canción de autor o la solemnidad de la música clásica.

Remitimos a los carteles-programa para que se vean, en justicia, los nombres y apellidos de las más de 40 personas que han hecho con su quehacer y profesionalidad este centenario de poesía. Respeto y cariño a todos y cada uno de ellos.

Y todavía queda el mejor homenaje que se le puede hacer a un poeta: leerlo. Hacía años que no se podía porque no se encontraban sus libros, pero, gracias a Semuret, y con el soporte económico de Ayuntamiento y Diputación, se ofrece la poesía de Waldo Santos desde este mes de enero en una “Antología”, seleccionada por Fernando Primo, y un libro inédito, “Mariposas desaladas”, en una edición crítica de Miguel Casaseca.

Deseamos, inspirados en León Felipe, “salud y suerte, que bien la necesita el zamorano”, para que, en esta tierra nuestra, sigan transitando la poesía y los poetas este camino que ha hecho ahora Waldo Santos con el cariño y el apoyo de tantos.

Gracias, de corazón... desde la familia del poeta.