San Antón, bendito seas, patrón de los animales. /Este año en el que vuelves a desfilar por las calles / en procesión de mascotas que tanta compañía hacen / en tierras que se despueblan porque apenas niños nacen.

San Antón bendito seas, porque siempre estás dispuesto / a proteger el trabajo digno de los ganaderos / que respetan con su trato los animales domésticos / que dan de comer al mundo, y de él merecen respeto.

Has de saber que se quejan ganaderos de Zamora / de que los costes aumentan y los precios se desploman / de la leche, de la carne… Y aunque la gente no coma / en los mercados el mundo el que manda es el que compra.

Pues no manda el ganadero que cada día trabaja / para criar al ganado en los campos o en las granjas, / sino la empresa que dice cada día cuánto paga / por la fuerza de trabajo de quien engorda a la vaca…

A los cerdos y gallinas, a las ovejas y cabras, / a cuanto bicho viviente -perdón por “bicho”- de granja. / Por eso los ganaderos abandonan la vacada / y los animales libres se encierran en macrogranjas.

San Antón que de animales eres patrón protector: defiende que aunque sean carne, fuente de alimentación, como seres vivos vivan en la mejor condición. Y que no sean tratados como carne de… Garzón

En las industrias que invierten tan solo para explotar / la riqueza. Y no le importa si pueden contaminar / los arroyos donde beben y las tierras de pastar. / Y hasta el pueblo donde viven los que tienen que emigrar.

San Antón, bendito seas. Los problemas ya sabías: / de bajos precios que os pagan mientras los costes subían / para producir lo mismo; también de la carestía / de todos los alimentos que en el mercado vendían.

Pero este año ese problema del campo ¡oh, San Antón! / en los debates sociales tiene gran repercusión / Y de la ganadería se habla en la televisión / gracias o por culpa o ambas de un tal Alberto Garzón.

Que ha pasado de Ministro de Consumo (del montón) / a ser el protagonista de lo que es un culebrón / de amores, disputas, odios ¡Qué melodrama, por dios! / Por opinar de la carne ¡Gran pecado cometió!

Que si el mundo y el demonio del alma son enemigos, / según decía la doctrina que estudié en el catecismo, / lo de la carne enemiga nunca lo había entendido. / Y cuando me lo contaron ¡bien se quedaron conmigo!

Por culpa del catecismo yo pensaba que era mala / la carne porque los viernes la Iglesia comer vetaba: / la del puchero. Y más tarde –si religión estudiabas- / que la carne de mi cuerpo hasta el pecado llevaba.

Y me olvidé del pecado de la carne y su infracción. / Hasta ahora que el del pecado ha pasado a ser Garzón / porque en revista extranjera el ministro confesó / que su calidad depende mucho de la producción: Que es mejor la del ganado que se cría en libertad / en los pastos y en las tierras, de modo más natural. / También la que en los establos y granjas, por cantidad, / por el proceso empleado consigue más calidad.

Las palabras del Ministro causaron un gran revuelo: / ¡Los comunistas atacan a la carne de los pueblos! / --clamaron los de derechas y hasta los de Vox dijeron. / Tergiversan las palabras, mienten a los ganaderos.

Porque si a alguien defendió el ministro en sus palabras / fue al ganadero genuino. Y no al de las macrogranjas / que con su dinero fresco y su capital instala / explotaciones que arruinan al pequeño de las granjas.

Candidatos se hacen fotos entre vacas y entre cerdos. / Mas no de las macrogranjas sino de ganado extenso, / que pace en los verdes prados tratado con dignidad / cual la que el santo defiende, por ser patrón de verdad.

“¡Ganadería o comunismo!” Han cambiado la canción: / “Libertad o comunismo” –gritaban con ilusión / hace unos meses. Pero ahora han entrado en confusión: / ¡pues se ve que no traducen bien de la pérfida Albión!

San Antón que de animales eres patrón protector: / defiende que aunque sean carne, fuente de alimentación, / como seres vivos vivan en la mejor condición. / Y que no sean tratados como carne de… Garzón.

San Antón, de ganaderos, que también eres patrón, / defiende a los que se quedan en pueblos de la región / trabajando por los campos y en granjas, con protección / a nuestra naturaleza y a “la” nuestra producción.

San Antón, si parecieras ser un santo ecologista / por proteger animales como los naturalistas / a partir de ahora, y por gracia de rufianes arribistas / vas a parecer, buen Santo, como el Papa: comunista.

Y con la canción de siempre que refleja tu milagro, / le decimos a los pájaros que utilizan el ganado / para medrar en su puestos políticos: que el sembrado / es para quitar el hambre ¡y que hay que tener cuidado!

Y aquí se acaba por ahora la que es una relación / de quien respeta el trabajo de nuestra alimentación: / el pan que llega a los pobres y el que ya se repartió / en forma de rica rosca que un burro humilde portó.

(*) Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zamora