Puesto que nuestra piel ha desarrollado una serie de barreras naturales que la ayudan a mantenerse sana, lo ideal, lo conveniente, lo aconsejable es encontrar un equilibrio entre la higiene y el cuidado de nuestra dermis. Hay quienes contemplan la ducha como un rito. Sin embargo buena parte de la sociedad occidental se ducha de una forma casi automática, como una rutina más con la que comenzar el día o acabarlo. Apueste lo que quiera a que nadie se pregunta si se ducha correcta o incorrectamente. La Organización Mundial de la Salud nos ha sacado de dudas explicando cuál es la forma adecuada de ducharnos.

Precisamente una de las principales preocupaciones de la OMS es el uso sostenible de los recursos naturales y energéticos. Tal vez por eso, su primera recomendación es que la ducha debe limitarse a unos cinco minutos como máximo, de forma que no se desperdicie más agua y electricidad de la necesaria. Según este organismo internacional, una ducha no puede exceder los 95 litros de agua. Y no sólo por una cuestión de sostenibilidad sino porque el exceso no es recomendable para la salud de nuestra piel, que se resecará, alterando su acidez natural, favoreciendo el picor y la dermatitis.

No somos conscientes de que nuestra piel libera una serie de aceites y sudor que la ayudan a mantenerse sana, de ahí la necesidad de equilibrar higiene y cuidado de nuestra dermis. A veces nos pasamos también con la frecuencia que la OMS limita a una ducha al día aunque existen excepciones que pasan por el calor y la actividad física intensa, pero advierte el organismo internacional que eso debe ser la excepcionalidad. En cuanto a geles y jabones, lo recomendable es optar por los jabones neutros y sin perfume que son aquellos con un PH similar al de nuestra piel y por lo tanto menos agresivos.

Una cosa tan rutinaria, tan común como la ducha y hay que ver, si nos atenemos a las recomendaciones de la OMS, lo mal que la realizamos. Pocas personas cumplen el precepto de los cinco minutos. Y menos todavía las que respetan los litros de agua que se deben gastar en operación semejante. Cada vez son más los dermatólogos que apuntan en esa dirección, como el doctor Juan Carlos Santos Durán, cuyo paso por el hospital de Zamora dejó tan grato recuerdo a tantos. Si destruimos las barreras protectoras de nuestra piel que, en definitiva, son uno de los mecanismos que tiene nuestro cuerpo para protegerse de los gérmenes, estaremos a su merced, con todo lo que eso conlleva. Ducha, sí, por supuesto, pero de forma racional.