Me preguntaba un periodista, qué razones veíamos en Por Zamora, el partido que encabezo, para presentar candidatura de cara a las próximas elecciones autonómicas frente a los partidos nacionales. Le respondí que lo importante no es sólo saber que hay buenas razones, sino cuántas razones esenciales hay. Miles. Millones.

Miles. No porque desde el año 2000 la provincia de Zamora haya perdido 35.000 habitantes, el 16% de su población o uno de cada seis habitantes -uno de cada tres en Aliste, Sayago y Sanabria- que es una forma aún más aterradora de decirlo, sino porque ese dato de los últimos veinte años se agrava en la proyección para los próximos veinte, en los que Zamora perderá, si no lo paliamos, cerca de 60.000 y pasaremos a rondar una población provincial de escasamente 100.000 habitantes por nuestra envejecida pirámide poblacional, la carencia de oportunidades para que nuestros jóvenes se queden y la inexistencia de estímulos para que los que han abandonado su tierra quieran y puedan volver.

Es cierto que el de Zamora no es un caso aislado, otras provincias de la España interior, en eso que se ha dado en llamar la España vaciada, sufren del mismo mal, pero además de que es la nuestra y por la que nos toca pelear a los que aquí vivimos, resulta que en lo que llevamos de siglo ningún otro descenso de población en Castilla y León, es ni siquiera comparable al que ha sufrido Zamora (la siguiente, Palencia, ha perdido un 10%) y en ninguna otra la proyección a futuro es tan dramática con la inercia actual.

Millones. Los que gobierno central y autonómico destinan a inversión y desarrollo en territorios políticamente fuertes y no aquí. Los que Castilla y León obtiene de la Unión Europea para las zonas más deprimidas, despobladas y las áreas transfronterizas como es el conjunto de nuestra provincia pero se quedan en el eje Valladolid-Burgos. Los que deberían servir para igualar a nuestras empresas y emprendedores en capacidad de innovación y redes de telecomunicaciones a la altura del siglo XXI pero se quedan en que nuevas empresas se instalen en el parque tecnológico de Boecillo.

Con todo, la principal razón para que Por Zamora y yo nos presentemos no es cuantitativa sino cualitativa. Ya hemos visto que lo que no hagamos los que solo aquí tenemos que responder, no lo van a hacer -como no lo vienen haciendo- los que solo responden y dan cuentas a quienes mandan en sus partidos en Madrid o Valladolid. Aquellos que plantean su política no en función de lo que Zamora necesita o en pegar el puñetazo en la mesa de negociación en Valladolid sino en obedecer al propio e insultar al de enfrente preparando las elecciones nacionales.

En política solo se respeta a aquel al que se teme. Pues sí, queremos que nos respeten porque nos teman. Porque vamos a pelear duro y porque -lo saben porque nos conocen-, no somos controlables ni estamos dispuestos a contestar con mansedumbre al olvido. Si los zamoranos quieren habrá pelea, ese es nuestro compromiso y el mío propio con nuestra provincia y con los zamoranos de aquí y de fuera.