De todos es conocido el mal estado del firme de la autopista A-52 en el tramo entre Benavente y Puebla de Sanabria, sobre todo en el carril derecho en ambos sentidos, lo que hace que muchos conductores prefieran circular, indebidamente y de manera continua por el carril izquierdo, infringiendo las normas de circulación y exponiéndose a una sanción. Las obras de “parcheo” son continuas, sin que se resuelva el problema. Pero el motivo de mi carta es algo que quizá este relacionado con las citadas obras de “parcheo” y que es más peligroso y costoso para los bolsillos de los conductores y de las compañías de seguros, el problema de los baches nos obliga a circular más despacio e incomodos, pero no se traduce en gastos. Pero el problema que denuncio y que si nos cuesta dinero es el de los “chinazos”, las roturas de la luna delantera del automóvil provocadas por el impacto de piedras lanzadas por los automóviles que circulan delante de nosotros.

A mí, en el año pasado 2021 me ha sucedido tres veces, hace unos meses tuve que dar parte a mi seguro y sustituir la luna delantera. Y el pasado día 9 de enero volví a sufrir un nuevo impacto que se ha cargado otra vez esa luna recién sustituida. Antesdeayer, comentando esto con mi hija, me dijo que, a ella, también volviendo del pueblo por el mismo tramo en dirección a Benavente el pasado día 8 de enero, le sucedió lo mismo ¿no es mucha casualidad? Estoy seguro de que no, de que hay muchos más conductores que han sufrido este percance, y los animo a que lo denuncien como yo, al menos por este medio, escribiendo a La Opinión de Zamora.

Tendría que haber otro medio de denuncia, pero lo he intentado a través del teléfono 060 de la DGT (pruébenlo) imposible, a través de la web del la DGT, no he localizado ningún apartado para reclamar. Solamente me puedo limitar a dar el parte a la compañía de seguros y, hasta la próxima. Por eso animo a los conductores que, seguro, han sufrido este percance en dicho tramo de la Autovía de las Rías Bajas a que lo denuncien por este medio. Espero tener razón en mis temores y que no denuncio una simple casualidad.

Juan Ocampo Pérez