El ruido producido algo pretende esconder. Tergiversar una noticia días después de producirse para provocar una polémica algo persigue, algún interés esconde. Económico entiendo.

Que detrás de ello parece este alguien que no da la cara, pero busca colocar en una determinada dirección 1.750.000.000€ que corresponden al Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) para la industria cárnica, que no ganadería. Me parece probable.

Paralelamente a la tramitación de este Perte, el Ministerio de Agricultura (MAPA) en cumplimiento de las normas de transparencia pone a información pública el Real Decreto por el que se regula el registro general de mejores técnicas en explotaciones…(Como disimula el título pues regula la ganadería intensiva). Pues bien para este proyecto se reduce a la mitad el periodo de alegaciones. Algo urge.

El debate se centra sobre la producción de carne, sobre los ganaderos. Sobre si intensiva o extensiva, sobre si son galgos o podencos, y se habla de una industria cárnica ejemplar que nadie discute. Lo que me produce la sensación de un debate falso, ni siquiera solo por intereses políticos, algún otro objetivo hay. Seguro el no debatir sobre el PERTE, ocultar el objetivo fundamental, dirigir los recursos solo a la industria.

Pues bien, decantándome por la ganadería extensiva, tengo que reconocer que la intensiva es un sector nada despreciable del que viven infinidad de familias, titulares de explotaciones agrarias, pero que tienen un problema: la contaminación que producen, y eso es algo sobrevenido de lo que no son culpables, pero este problema que ellos conocen es necesario resolver. Pero ¿cómo?

Parece adecuado un programa de mejora medioambiental de la ganadería intensiva en lugar de dedicarlo a la industria, pues los primeros no tienen capacidad para resolver el problema ellos solos, pero la industria cárnica si tiene capacidad para mejorar sus procesos, posiblemente reduciendo algo sus beneficios, pero esa es su sola dificultad..

Llegados aquí es necesario señalar que no hay un límite claro entre los conceptos de ganadería extensiva e intensiva, existiendo un elevado número de explotaciones a caballo entre ambos extremos. Es preciso definir claramente la frontera entre una y otra al objeto de dedicar recursos públicos a la extensificación de los diferentes procesos productivos. Cuestión que corresponde al MAPA, el cual se ha caracterizado por realizar muy buenas y novedosas normas, para nunca exigir su aplicación, de lo que voy a poner dos ejemplos:

-Los contratos agrarios, cuya aplicación no deja de ser la negociación colectiva de los agricultores y ganaderos frente a la agroindustria. Los precios percibidos por los agricultores y ganaderos son hoy impuestos unilateralmente, el intentar regular la cadena alimentaria es una cortina de humo. Fijese un precio por contrato, y cada cual defienda su interés.

-Los contratos territoriales de explotación. Que deben utilizarse como aliciente en la defensa de buenas condiciones y prácticas ambientales, con subvenciones directas de la PAC para armonizar producción y medio natural.

No quiero finalizar este artículo sin dejar de felicitar a dos políticos. Al señor Feijoo por haber sabido estar sin entrar en esta polémica en la que todos tienen plumas que perder. Y por supuesto al señor Garzón, no por esta polémica, sino por su iniciativa en la elaboración del RD 1086/2020, en el que resumiendo, se permite la venta directa entre productores y consumidores de los productos alimenticios producidos o elaborados por agricultores y ganaderos.

Manuel B. Fernández Somoano