Tantas ganas como teníamos de cambiar de año, para esto, para constatar que el nuevo año trae de la mano la entrada en vigor de los nuevos Presupuestos Generales del Estado que conllevan el incremento de tributos como sociedades, matriculación y cuotas de autónomos, entre otras muchas cuestiones que suben pero no bajan, porque el Ejecutivo no tiene intención alguna de hacerlo. Además, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, se ha fijado como objetivo que la reforma fiscal que prepara el Gobierno aumente de nuevo la contribución tributaria de capitales y empresas.

Dicen que las clases medias y bajas van a sufrir de lo lindo. ¿Más, todavía? Al parecer, el Gobierno está ultimando, no sé si un sablazo fiscal o un rejón de muerte del mismo jaez para unas, las medias, y otras, las bajas. Si la inflación es ahora mismo uno de los procesos de empobrecimiento de las economías familiares que más preocupa a los ciudadanos, empecemos a atarnos los machos porque en pocos meses nos enfrentaremos a lo que le decía al comienzo, las subidas de impuestos, que nos golpearan donde más nos duele, en el bolsillo, en la calidad de vida, en el bienestar.

Las subidas de impuestos son una constante en nuestras vidas, sobre todo a primeros de año. Después de tanto atracón y tanta gaita, llega el Gobierno de turno y no precisamente con rebajas, sino con subidas. Porque en España todo sube pero, contraviniendo la ley de la gravedad, nada baja. Excepción hecha de Madrid. Isabel Díaz Ayuso va a convertir la capital de España en un oasis tributario. Por cierto, apoya a Alfonso Fernández Mañueco en esta nueva cruzada electoral. De salir elegido, las encuestas así lo aseguran, que haga como su homóloga y nos facilite la vida, bajando los impuestos que dependan de la autonomía.

Según los expertos, para reforzar el estado de bienestar, que brilla por su ausencia, España tiene que recaudar mucho más. ¿Qué aconsejan los gurús? Pues ni más ni menos que actualizar nuestro desfasado sistema tributario. Al parecer, el eje central de esa reforma consistirá en la eliminación de beneficios fiscales, especialmente dentro del IRPF y del IVA, lo que provocará una subida de sus tipos efectivos medios. Si a ello añadimos el aumento de los impuestos verdes para proteger el medio ambiente, además del incremento tributario en Sociedades, matriculación y cuotas de los autónomos, el asunto se pone feo, muy feo para nuestras mermadas economías. Y eso es lo que vamos a tener que hacer, muchas economías para tratar de salir adelante sin más traspiés que los que se anuncian por doquier.