Es curioso ver cómo la fluidez de la información en este universo vaporoso que hemos construido actúa como una corriente que se lleva la memoria. Sí, ahí están los recuerdos en la Nube, en Wikipedia, en los servidores, en un “pincho”, en nuestro móvil, en la papelera del móvil porque ya no cabían más... Pero cuando tenemos que recordar, cuando queremos de verdad recordar, abrimos un cajón y sacamos una imagen impresa en papel fotográfico. Es curioso cómo a medida que la memoria va fallando con la edad, más recuerdos aparecen desde la infancia, como si la infancia nos devolviera ahora la patada que entonces le dimos. Es curioso que la memoria vaya por un lado, y el olvido por otro.

Una predicción para el 2022: con tanta producción de recuerdos en formato jpg, acabaremos confundiendo memoria con lugar, la memoria con el almacén de la memoria. Y acabaremos confundiendo lugar con vida: la vida será ese lugar donde metemos los almacenes. Pero en el fondo, será como si todo se sublimara sin pasar de un estado a otro, y sin que podamos dilucidar lo que realmente es importante, completamente borrachos de instantáneas, de instantes sin peso.

Esta es una sociedad del olvido, y lo es porque hay tantas cosas que guardar que es fácil confundir la papelera con el disco duro, y con frecuencia borramos también lo que nos hace personas, no solo aquello que sucede a la velocidad de la luz en infinitas capas superpuestas. ¿Dónde está Afganistán? ¿Sigue existiendo?

Esta es una sociedad del olvido, y lo es porque hay tantas cosas que guardar que es fácil confundir la papelera con el disco duro, y con frecuencia borramos también lo que nos hace personas

Ayer, no sé dónde, salieron a la luz cientos de fotografías de niñas cosiendo ropa para las grandes marcas, y al instante: olvidado. Sí, olvidado, tan olvidado que todas las tiendas de los grandes centros comerciales no sufrieron pérdida alguna por este asunto. El otro día los ancianos se morían en las residencias, y poco después: olvidado. Sí, olvidado, tan olvidado que ya nadie buscará responsables porque eso de dejar morir a personas mayores por culpa de la saturación del sistema sanitario es... cosa del pasado.

Una sociedad del olvido no resucita viejas historias, y cuando decimos viejas nos referimos a las de hace más de un minuto. Más allá de ese minuto todo es rémora arcaica que no merece la pena desenterrar. No nos extrañemos de que muchos chavales no sepan que hubo una cruel dictadura en España durante décadas y que justo eso les permita abrazar ideologías de espanto, concedamos la extrañeza al hecho de que personas maduras nieguen lo que han vivido, y lo que es peor: nieguen lo que han sufrido, sencillamente porque es mejor archivarlo. O lo que es peor, nieguen lo que han hecho vivir a otras personas, y nieguen el maltrato.

El olvido produce amnesia, pero también provoca asepsia, ausencia de sufrimiento y falta de culpa. Es, por lo tanto, algo muy útil en términos productivos. Cuanto más olvido, más países se podrán invadir para más tarde abandonarlos ipso facto. Cuanto más olvido, más ropa venderán las grandes marcas y más explotación se podrán permitir. Cuanto más olvido, más fácil será seguir con el presente preconcebido, plagado de desigualdad, injusticia y abusos, porque al olvidar es como si la realidad estuviera siempre limpia, recién lavada y planchada. ¿O es que alguien piensa que el machismo es un asunto ancestral? No, hombre, el machismo existe porque es difícil recordar otro machismo que aquel que se está produciendo. Y si no me creen, entren en una tienda de juguetes normal y corriente e intenten comprar algo para un niño y algo para una niña. Ea, las mismas diferencias que hace 50 años, pero chitón, que no lo sepa nadie y que parezca que es la última moda en Reyes Magos.

Esta noche pasada estaba soñando que se iba a hacer realidad un sueño y dentro del propio sueño, al darme cuenta, me desperté para no olvidarlo, lo hice porque si hubiera dejado pasar el sueño no lo habría recordado por la mañana. Así que interrumpí el sueño conscientemente y esto me costó que el sueño no terminara. Al no terminarse, no se cumplirá el sueño, pero me quedo tranquilo: prefiero eso al olvido.