Si tuviera que definir la personalidad del Presidente, ahora en funciones, de nuestra Comunidad Autónoma, don Alfonso Fernández Mañueco, diría que es un hombre de fe en las cuestiones relacionadas con la política. Desde muy joven decidió consagrar su vida a esta noble actividad y debo admitir, aunque solo sea por cortesía, que personalmente debe estar muy satisfecho con el nivel alcanzado (Presidente del PP y de la Junta de CyL y alcalde de Salamanca) es un excelente currículo para no tener experiencia en ninguna otra profesión como el resto de los ciudadanos. Ahora hemos descubierto que entre sus cualidades no está la de la gratitud, es un gran hallazgo entre tantas virtudes. Ha bastado una ligera oposición a sus planes de configurarse como un gran “estadista” para “poner en la calle” a todos sus socios. Según sus declaraciones, se debe a que tiene un conocimiento extraordinario de los pequeños detalles y ese aspecto era consecuencia de que su equipo no trabajaba lo suficiente bien. Lo digo como lo pienso, un gran presidente y un hombre con unas dotes tan extraordinarias no debe estar atento a los grandes problemas que afectan al bienestar de la sociedad sino a los detalles de los chismorreos de taberna, para eso ha estado trabajando día y noche en los años de presidente. Admiro su gran capacidad para comprometerse en la búsqueda de solución a sus problemas de ego personales.

Pero en su comportamiento siempre hay algo que me inquieta, si entre los pequeños detalles está convocar elecciones para celebrar la llegada de diez mil millones de euros de los fondos de la UE, el último que cierre la puerta y apague la luz que yo me he perdido. Tampoco sé si ha utilizado las elecciones en la lucha contra la corrupción en el seno de su partido, para atajar los contagios del nuevo brote de la pandemia, para perpetuarse en el poder o porque duerme mal. Por ahora no ha invocado lo del patriotismo y ese cambio de dimensión en el combate político me parece irreal. Veremos que discurso tiene previsto para el día que un ministro del Gobierno aparezca por estas tierras para explicarle a los castellanoleoneses la política para la Comunidad. Por ahora el presidente del PP ha convertido a su partido en un ente inoperante e inútil, un partido que nadie quiere, un partido en el que todo el mundo dice que ha cumplido un ciclo, que huye del debate para solucionar los problemas. Ello forma parte de la tragedia de la historia que consiste en pagar un precio muy alto cuando se buscan enemigos donde solo existen adversarios políticos.

Las elecciones anticipadas me parecen un error trágico y toda tentativa de repartir culpas un ejercicio completamente inútil, resistir en las horas difíciles suele recibir mayor premio que las propuestas atrabiliarias.

Comprenda señor Presidente que en estos momentos tan importantes para los ciudadanos de esta comunidad centre mi interés en estudiar la personalidad de usted. Tengo la impresión que está compuesta por una mezcla de temor y de una increíble debilidad, no me parece un miedo personal sino un miedo de todo lo que le rodea y su incapacidad para tomar decisiones le lleva a acometer la realidad con excesos. Le veo dubitativo, pero no capitula. Tengo la impresión de que se queda ahí porque no es capaz de hacer otra cosa. Que lo único que intenta es huir de las situaciones embarazosas. Claro que como nunca he leído un artículo escrito por usted y creo que lee pocos libros, solo con los cortos discursos que le oigo no puedo componer una imagen real de su capacidad para dirigir la política comunitaria. Le recomiendo que no diga cosas extrañas ni disparatadas en los próximos días sobre todo dirigidas a los habitantes de las comarcas más castigadas por el fenómeno de la despoblación.

(Amador Pérez es Secretario de la Ejecutiva del PSOE de Zamora para el Reto Demográfico)