A Igea el de Ciudadanos una broma le han gastado / junto a otros consejeros que el presidente ha cesado / de sus puestos en la Junta que a dedo los han quitado. / Pues a dedo es como cesan los que a dedo se han nombrado. / Una broma de mal gusto ¡Qué cojones! -ha exclamado- / al conocerse por “tuiter” la noticia que le han dado. / “Roma no paga traidores”, Mañueco ha justificado. / Y en las tierras mesetarias elección han convocado: / Antes juicio de las urnas que de mociones taimado, / entre socios socialistas y por Ávila fraguado / entre secretos, mentiras, tránfugas de Ciudadanos, / que quieren arrebatarnos lo que el pueblo nos ha dado.

¡Inocentes! se proclaman los diputados cesados, / defendiendo su trabajo como cargos abnegados / en beneficio del pueblo y con lealtad al amo / del PP, que los nombró y que ahora los ha echado.

Inocente el pueblo sigue, leonés y castellano / soportando las intrigas de quienes siguen mandando.

La mayor inocentada que a Zamora le han gastado / ha sido la cita previa para el que se encuentra malo, / pero a su pueblo no llega nadie que pueda sanarlos / y sólo con cita previa por móvil puede avisarlos

Como dicen que sucede con lo de Barcial del Barco. / Un proyecto que lidera Requejo el de Ciudadanos, / erigido en Presidente de todos los zamoranos / fruto de los mismos pactos que a sus correligionarios / en su día consejeros y dignidades nombraron. / Y que algunos días antes de que fueran despachados / de responsabilidades del gobierno, sí afirmaron / el apoyo con firmeza al proyecto zamorano. / Mientras el PP en silencio desde entonces se ha quedado. / Las máquinas también callan porque ya se han retirado / de la tierra que la Dipu con su dinero ha comprado / con ese dinero que era de todos los zamoranos.

¡Inocentes! Son las gentes que el proyecto han apoyado / para hacer de los sencillos productos de nuestros campos / energía que revierta en quien los ha trabajado. / Y que en la tierra vaciada creen puestos de trabajo.

Inocentes son las gentes que en su pueblo han confiado / apostando por quedarse para seguir trabajando.

Como el Rey vino a Zamora, aunque se marchó pitando, / y tomó con sus pulmones aire puro zamorano, / “¡Algo nuestro ha respirado!” Nos dijimos aliviados: / Tal vez hable de nosotros en su discurso del año. / Mas como el PP en Barcial, el Rey se quedó callado: / De la España vaciada, que es parte de su reinado, / no dijo ni una palabra, y eso que le habían llegado / los aires de nuestra tierra que casi está agonizando. / Hay quien critica el olvido del padre que está exiliado / (como lo estuvo en su infancia por un tal Francisco Franco) / pidiendo volver a casa tras no haber sido imputado / por Navidad, o por reyes, que es cuando es su cumpleaños.

¡Inocentes! Por pensar que el Rey no se había olvidado / de la España vaciada, la que se está despoblando / a la par que algunos vienen en pateras navegando, / de quienes tampoco habló pese a que se están ahogando

Inocentes son las gentes que en reyes han confiado / o en tribunos de gobiernos de los que siguen mandando.

El capital de las Cajas también nos ha traicionado. / Unicaja que antes fuera Caja Zamora nombrado / y después con Caja Duero cuando se hubo fusionado, / hasta que de España el nombre de la Caja fue llamado, / bajo el nombre de Unicaja que nos suena más lejano / ha decidido en los pueblos los servicios ir quitando: / Primero las sucursales, los cajeros van cerrando. / Las pensiones son pequeñas, los jóvenes se han marchado. / La zona rural se acaba: dicen por justificarlo. / No compensa ni el trabajo de poder ir recabando / los ahorros que en cada casa cada año están menguando. / Los alcaldes con sus cuentas al banco han amenazado, / apoyados por la Dipu, que esos sí son millonarios / (cerca de ochenta millones es lo que tiene en los bancos). / Ni deudas, préstamos, ¡nada! Las cuentas se irán cerrando / si en los pueblos no se pone un buen servicio bancario.

¡Inocentes! Los que piensan que le interesa a algún banco / el mantener el servicio en los pueblos despoblados. / Y guardan bajo el ladrillo las pensiones que han cobrado / para hacer boicot a un banco que les ha “dejao” tirados.

Inocentes los que piensan que los que son millonarios / guardarán bajo el ladrillo los millones que han robado.

La mayor inocentada que a Zamora le han gastado / ha sido la cita previa para el que se encuentra malo, / pero a su pueblo no llega nadie que pueda sanarlos / y sólo con cita previa por móvil puede avisarlos. / Lo primero, hay que subirse hasta lo alto el campanario / para tener cobertura y que alguien pueda escucharlos. / “¡Qué cojones!” –cual Igea- es lo que acaba exclamando / tras comprobar que un robot es el que está contestando: / si quiere cita, pulse uno, y si no siga pulsando, / si recetas pulse tres y si otros pulse en el cuatro. / Pues si hablo y pulso y sujeto el móvil con las dos manos / además de lo que tengo voy a coger un lumbago. / Y con el aire que sopla, a mayores, resfriado. / Si yo llamaba que vea que me han salido unos granos. / ¡Que si me pican me aguanto, que el robot ya se ha callado! / Y que si vuelvo a llamarle me caigo del campanario.

¡Inocentes! Los que siguen por la sanidad luchando / por mantener la presencia del servicio sanitario / en los pueblos de Zamora aunque se están despoblando.

Hay muchas inocentadas, y este escrito está acabando / Es la inocencia del pueblo la que seguirá impulsando / esas luchas necesarias para seguir avanzando: / en igualdad, en justicia, solidaridad, trabajo.

¡Ojalá fuera una broma la que nos están gastando / desde el poder a esta tierra que nos siguen vaciando!