Cierto es que ‘primero fue el Verbo’, sin embargo, el silencio también tiene su espacio. Dicen que son diez las clases de silencio: “Silencio cómplice. Silencio mentiroso. Silencio descuidado. Silencio sistemático. Silencio cortés. Prudente, evasivo de ocultación, silencio de incitación y silencio administrativo”. Al ministro Garzón las redes sociales le imputan silencio cómplice, mentiroso y de ocultación, entre alguno que otro más. No es para menos.

Él solito se ha buscado la crítica de tantos. Cuando parecía que la polémica por la nada exitosa “huelga de juguetes” del ministro de Consumo, había puesto a Garzón en su puesto, estos días cercanos a la Navidad, cuando la luz alcanza precios que ya se sitúan por encima de los trescientos y pico euros, son legión las personas que recuerdan aquellas palabras pronunciadas por Alberto Garzón en 2017 cuando era oposición. Las reproduzco por su interés: “Esta navidad la luz tendrá un precio un 10% superior a la del año pasado. Miles de familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen. Ningún gobierno decente debería tolerarlo”. Con argumentos tan demagógicos, construía su crítica Garzón al Gobierno de Mariano Rajoy.

Viendo la deplorable situación actual, los españoles nos preguntamos, con razón, ¿Dónde se mete el ministro de Consumo? ¿Por qué no sale a dar la cara? Si un 10% de subida le puso en el disparador ¿Qué tendría que decir con una subida de casi el 500%? Prefiere guardar silencio, que es un silencio cómplice, un silencio mentiroso, un silencio de ocultación, descuidado y evasivo. Señor Garzón, ningún Gobierno decente debería tolerar esta salvajada. En un gobierno decente ya se habrían tomado medidas o se habrían producido dimisiones.

Cualquiera se mueve. Mira que si se le ocurre decir algo solidario “a los que menos tienen” y Sánchez se enfada. Lo mismo, le mueven el sillón y pierde estatus. No cae en la cuenta de que los socios del Gobierno Sánchez tienen bula. Hagan lo que le hagan al presidente, nunca tiene consecuencias. En otros gobiernos, las deslealtades se pagan con destituciones, en el de Pedro Sánchez, no. Pues que sepa el ministro que lo más suave que le han dicho en las redes es “indecente”, a partir de ahí le han llamado de todo, menos ‘guapo’. A los consumidores les ha quedado claro el doble rasero del ministro. Que bien se crítica desde la oposición. Pero es que este chico ha rizado el rizo. Es reo de sus palabras.

Deplorable la actuación del ministro de Consumo muy alejada del deber de proteger los derechos de los consumidores.