Allá por el año 1967 en una de las reuniones previas a la aprobación oficial, en 1968, de la Asociación de Desarrollo Comunitario de San José Obrero, un grupo de veintitantos vecinos, reunidos en aquella oficina provisional de la avenida de Galicia, 99, discutimos con cierta vehemencia si los asociados deberíamos tener o no algunas ventajas en el uso de las incipientes instalaciones.

Lo aprobado aquel día ha presidido a lo largo de los años la historia de la asociación: la Josa es propiedad de todos los vecinos del barrio; la asociación será, decíamos, el ente que los represente y, por tanto, gestionará y administrará las instalaciones y los bienes; ser socio no comportará ventajas. En definitiva el uso y disfrute de las instalaciones será un derecho universal, extendido a personas ajenas a nuestro barrio que deseen participar en las actividades a realizar. La valla en construcción servirá sólo como elemento delimitador que proteja las instalaciones de actuaciones de desaprensivos.

Después de la fractura de la federación hace ocho años en dos grupos (Faveza y AZV), esta ocurrencia de ahora es el mejor mensaje de unidad. ¡Qué papelón, presidente! Construir…, construir es la tarea

Ese criterio fundacional, no solo ha presidido, como digo, estos ya más de cincuenta años de funcionamiento (el 9 de julio de 1966 hicimos el primer pago), sino que se ha ido plasmando en su configuración topográfica y urbanística: hoy, La Josa es un espacio totalmente abierto, lugar de paso indiscriminado y sus instalaciones vienen siendo utilizadas por múltiples entidades y para variados usos. A ello, sin duda, han contribuido los acuerdos de la asociación con los sucesivos ayuntamientos democráticos, de los cuales es una muestra el que se firmó en 1998 y que introdujo el derecho de uso municipal por un período de veinticinco años a cambio de algunos compromisos que el ayuntamiento solo cumplió en parte. También lo es el acuerdo vigente desde marzo del año pasado, por el que la asociación recibe a cambio compensaciones económicas que permiten el mantenimiento de ese importante patrimonio ciudadano.

Sé que me repito con esta introducción, porque ya hubo que hacerla cuando el ayuntamiento de Rosa Valdeón pretendió el embargo de La Josa. Y es que pocos como el presidente de Faveza (Federación de Asociaciones de Vecinos de Zamora) debieran estar informados de que La Josa es patrimonio del barrio de San José Obrero ― de toda Zamora, por tanto ―, y salvados los aspectos legales de cómo eso se administra y se concreta, lo cierto es que siempre ha sido de uso universal, y tiene habilitada una calle interior para facilitar el paso de las gentes que viven en la zona alta de Peña Trevinca, que les permite cruzar hacia el Bolón e ir a las escuelas; una consecuencia de los acuerdos mencionados. Del mismo modo está también abierta por la parte inferior, y a falta de mejorar el paso hacia la zona alta de la avenida de Galicia.

El último convenio de cesión de uso, firmado en marzo de 2020, complementa acuerdos anteriores y concierta aportaciones que permiten intervenciones como la renovación de las pistas deportivas, el desbroce de la finca, el mantenimiento de los diversos locales, el inicio del primer huerto comunitario y colaboraciones con programas del ayuntamiento y de otras entidades.

Sin embargo, el presidente de Faveza, ha saltado al ruedo mediático con acusaciones infundadas de deudas impagadas y de trato de favor. Es, claramente, un guantazo al alcalde en el rostro de las gentes de San José Obrero.

En Faveza parece que andan en conflicto con el Ayuntamiento. Su presidente, tan condescendiente con los consistorios sucesivos de Vázquez y de Valdeón (ambos del PP), se tornó crítico cuando llegó IU con Guarido a la cabeza. Con razón o sin razón, por inquina o por convicción, esa realidad se ha evidenciado desde siempre.

Es difícil adivinar el objetivo de esta diatriba de días atrás, pero no vemos ninguno constructivo. ¿Pretende más dinero para otras asociaciones? Ese no es el camino. ¿Truncar el convenio de cesión de uso y que La Josa sea una ruina inutilizable? Eso sería una indignidad. ¿Erosionar al actual consistorio? Ese es el papel de los partidos políticos, no el suyo.

Después de la fractura de la federación hace ocho años en dos grupos (Faveza y AZV), esta ocurrencia de ahora es el mejor mensaje de unidad. ¡Qué papelón, presidente! Construir…, construir es la tarea.

¡Qué papelón, insisto, qué poco sentido de la realidad, qué indignidad y qué falta de nobleza!

(*) Primer presidente, 1968-69, de la Asociación de Desarrollo Comunitario