La provincia encara la recta final del año con buenas noticias, pequeños pasos al menos en lo que se refiere a servicios cuya carencia no admite excusas: fibra óptica en 37.000 hogares zamoranos, cajeros en edificios públicos ante la ausencia de oficinas bancarias en los pueblos, y apoyo de especialistas médicos en los centros de salud a través de videollamada. Tres decisiones en una misma semana que van a facilitar el día a día a miles de zamoranos. Casi un regalo de Reyes anticipado que debe convertirse en un punto de partida, solo eso, porque queda mucho camino por delante, como corroboran las manifestaciones que distintos colectivos y plataformas protagonizan casi todas las semanas para exigir la atención médica presencial, la apertura de centros de salud o el desarrollo de infraestructuras que posibiliten la instalación de industrias en sus términos municipales.

Zamora debe aferrarse con fuerza a las amplias soluciones que ofrecen las nuevas tecnologías. El camino comienza a abrirse y nada puede ni debe desviar el poder alcanzar los objetivos que la sociedad exige

La pandemia ha evidenciado aún más si cabe lo que desde hace años se lleva denunciando en Zamora: la falta de una tecnología que permita acercar a pueblos y ciudades y, lo que es más importante, que todos los ciudadanos dispongan de los mismos servicios con independencia del lugar en el que residan. Algo que se antoja aún muy lejano con los fríos datos sobre la mesa. Uno de los últimos informes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico considera que los municipios denominados intermedios, los que tienen entre 2.000 y 20.000 habitantes, son clave para la cohesión territorial y permiten “vivir” a otros pequeños núcleos de población colindantes. Sin embargo, Zamora es la provincia del país con menos. A mediados del siglo XX existían trece localidades con estas características. En estos momentos tan solo tres: Benavente, Toro y Morales del Vino. Los datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital también indican que Zamora es la provincia con más porcentaje de población sin acceso a fibra óptica. Solo el 55% de los zamoranos pueden navegar a alta velocidad, un 30% menos que la media nacional. En la vecina Valladolid solo el 12% de los ciudadanos se queda fuera de la cobertura de fibra óptica. Estadísticas que evidencian que aún queda mucho por hacer.

El teletrabajo es posible en la provincia, como se pudo comprobar durante el confinamiento. Desde entonces hay familias procedentes de otros puntos de la geografía peninsular que incluso han optado por instalarse en pueblos zamoranos. Pero necesitan lo básico: Internet de alta velocidad, comunicaciones y servicios sanitarios y administrativos. De ahí que se haya recibido con optimismo contenido el anuncio del Gobierno, que extenderá la banda ancha en 81 municipios de Zamora, incluidos los de la comarca de Aliste, la más castigada por la “sombra” digital. La inversión para el despliegue alcanza los 11 millones de euros y posibilitará conectar a más de 37.000 hogares por tecnología ultrarrápida. La extensión de estas redes de comunicación está financiada con fondos del Plan de Recuperación y el objetivo es ampliar la cobertura de banda ancha al cien por cien de la población. Es de vital importancia que Zamora aparezca en todas aquellas iniciativas, tanto públicas como privadas, que faciliten el asentamiento de población. Y que además den respuesta a las reclamaciones de agricultores y ganaderos. Precisamente Ganaderas en Red ha lanzado una campaña para solicitar mayor cobertura en el medio rural. “Necesitamos medios suficientes para poder realizar los trámites burocráticos que se nos están exigiendo desde las diferentes administraciones”, defiende el colectivo, que cuenta con integrantes de la provincia. Las productoras en extensivo consideran acuciante una mayor cobertura para los pueblos, algo que ahora parece encauzado si el Gobierno ejecuta a la mayor brevedad el presupuesto destinado a ampliar la alta velocidad en la provincia.

Pero la extensión de la banda ancha no es el único motivo de optimismo a las puertas de la Navidad. A lo largo del próximo año los pacientes de urgencias de los centros de salud de la provincia podrán ser atendidos por el especialista que requieran sin necesidad de desplazarse a la capital. Ello será posible gracias a su sistema de cámaras y pantallas que permitirá realizar este tipo de consultas médicas de forma remota. En la actualidad si un zamorano que reside en la Alta Sanabria necesita de un especialista médico debe recorrer más de cien kilómetros hasta llegar a Zamora. De momento consultorios médicos de Aliste, Sanabria o Sayago formarán parte de la primera fase del proyecto, que se iniciará con el nuevo año. La llamada telepresencia, según ha matizado la propia Junta de Castilla y León, facilita una interacción en tiempo real entre el facultativo y el paciente. Aunque no sustituye la atención presencial que tanto reclaman la mayor parte de los pueblos de la Zamora Vaciada, bienvenido sea cualquier iniciativa que mejore la capacidad asistencial sanitaria, tan mermada en la provincia de Zamora.

Desde la Diputación también se arrima el hombro, en este caso con actuaciones dirigidas a ese 28% de la ciudadanía, sobre todo en el mundo rural, que carece de un lugar fijo para acceder a dinero en efectivo sin tener que desplazarse de localidad. En este contexto, la institución apuesta por la alternativa de cajeros automáticos en los edificios municipales. Bajos de ayuntamientos, consultorios médicos o bibliotecas. Las reuniones para impulsar esta iniciativa ya están en marcha. Para ejecutar el proyecto la Diputación pretende aprovechar la iniciativa de Correos para llevar cajeros automáticos a las zonas despobladas. La entidad de servicio postal facilitaría el trámite de contratar a la empresa instaladora de la terminal financiera, mientras que la institución provincial se encargaría de costear el mantenimiento de los cajeros en los municipios zamoranos interesados. Eso sí, serán los propios ayuntamientos los encargados de postularse para obtener un recurso cuyo coste podrían rondar tan solo los 8.000 y 10.000 euros anuales. A cambio, un triunfo más contra la exclusión financiera.

Tres buenos anuncios, Internet rápido, cajeros automáticos más cercanos al ciudadano y acceso a especialistas médicos mediante videollamada, que se sustentan en esas nuevas tecnologías en las que Zamora debe apoyarse sin dudarlo para tratar de cerrar la brecha que existe entre los pueblos y las ciudades. Todo lo que sea un paso atrás es una oportunidad perdida. Pero tampoco la provincia se puede conformar con “parches” si quiere salir de los puestos de “colista” en los que aparece de forma constante cuando se estudian los indicadores sociodemográficos. Son iniciativas que mejoran la calidad de vida de los habitantes del mundo rural, pero no la solución definitiva a las carencias que existen en estas zonas. Zamora debe aferrarse con fuerza a las amplias soluciones que ofrecen las nuevas tecnologías. El camino comienza a abrirse y nada puede ni debe desviar el poder alcanzar los objetivos que la sociedad exige.