Ahora que la aparición de la variante ómicron del coronavirus empieza a ser una amenaza seria, su aparición me retrotrae a aquellos durísimos días, los del confinamiento total, que tantas vidas se llevaron, las de la mejor generación de españoles de los que acostumbro a decir que sin nada lo hicieron todo: nuestros mayores. Esos españoles a los que admiro profundamente. Los que no conocían la subvención, ni las ayudas, más que aquellas del Régimen un tanto escasas.

Por eso quiero recuperar aquí y ahora la campaña “Cáritas con los mayores”, nacida con un objetivo claro: dar a conocer el trabajo de este organismo oficial de la Iglesia de Zamora para la labor caritativa y social con este colectivo especialmente sensible. Por cierto, sí, Cáritas es el organismo oficial de la Iglesia de Zamora, en nuestro territorio. Lo digo por aquellos que dado al magnífico ‘cartel’ de Cáritas, dicen que se trata de una ONG del Gobierno de turno. ¡Venga ya!

Ni aislamiento, ni soledad, ni abandono, ni miedo, ni pérdida de calidad de vida. Cáritas no contempla nada igual o parecido con los mayores de Zamora. Especialmente con aquellos que viven en sus residencias de ancianos, convertidas en auténticos hogares para que no echen de menos los suyos propios. Conociendo su día a día y la especialización que alcanzan, cada uno en su campo, los trabajadores de esta gran empresa, que también eso es Cáritas, no me cabe duda alguna de que trabaja para reducir, para evitar cualquier tipo de situación no deseada.

Cáritas cuenta con seis residencias en la provincia. Son muchas las personas que opinan que debería abrir una séptima en la capital. Es costoso, es difícil pero no imposible. A veces esta organización actúa sólo con recursos propios que gestionan muy bien, con absoluta garantía. A la capital le faltan este tipo de centros. Se anuncia en lontananza una nueva de carácter público, posiblemente con más plazas que tampoco vienen a paliar la necesidad que de residencias de mayores tiene la capital.

Sería bueno que, en pocos años, pudiera gestionar uno de estos establecimientos, igual o parecido a cualquiera de los que gestiona en la provincia. Como el de Fermoselle o como el de Alcañices. Un centro con capacidad suficiente. Un centro donde el trato a los mayores sea exquisito y donde nada más acceder no te encuentres con un cartel hablando de herencias y otras cuestiones que me parecen fuera de lugar. No hay que dejarse llevar por las apariencias, hay que profundizar y comprobar si pasan la prueba del algodón y no solo en materia de limpieza, también de ética.