Todos los homenajes que se le hagan, me parecen pocos. Su arrojo, su valentía merece que todos los españoles mantengamos vivo, a fuerza de llevarlo en la memoria y en el corazón, a Ignacio Echeverria. ¡Qué lección la suya! ¿Lo recuerda? ¡Cómo no! El héroe del monopatín. Aquel chaval gallego, asesinado el 3 de junio de 2017 en la zona del Puente de Londres. El azar quiso que se encontrara de frente con un terrorista yihadista que intentaba apuñalar a una joven. Mientras todo el mundo puso pies en polvorosa huyendo del lugar, ¡por si acaso!, Ignacio, armado con su monopatín, no dudo en abalanzarse contra el asesino golpeándole, lo que permitió que la joven pudiera huir, aunque ese acto de valentía le costó la vida.

Son muchos los actos de homenaje que a lo largo de estos años tienen como destinatario a Ignacio. Incluso se ha escrito un musical que recrea las 24 horas previas al último y memorable acto de generosidad y valentía de este español que constituye un ejemplo para chicos y grandes. En España y en el mundo debería haber muchos Ignacios, como este ferrolano ya universal que muy bien podría ir camino de los altares,

Pues bien, el musical que lleva por título “Skate Hero” se representa hoy en el Teatro Ramos Carrión, a las 20:00 horas. Estoy convencida de que va a ser un éxito de público y que las emociones estarán presentes de mil formas diferentes. Organizado por la Diócesis de Zamora, esta presentación se enmarca en el Año Jubilar que conmemora el 900º aniversario de la restauración de la Diócesis de Zamora. Jubileo extraordinario que finalizará el 19 de marzo del próximo año.

Zamora tiene la suerte de contar hoy con Joaquín Echeverría y Ana Miralles, los padres de Ignacio. Dos personas extraordinarias, profundamente buenas y humanas, como era su hijo. Para que luego digan que los ángeles no existen. Y los santos. Y son muchos los ángeles y los santos vestidos de calle, con un monopatín o con libros bajo el brazo, con un mono de obrero o terno de ejecutivo, que pasan por la vida de forma anónima haciendo el bien, sin mirar a quien, aunque ello les cueste la vida. “Así era mi hijo Ignacio: el héroe del monopatín”, el libro escrito por Joaquín en homenaje a su hijo, lleno de recuerdos, de vivencias, de emociones, sirve en cierta medida de base a esta obra que hoy llena Zamora. Desde esta ventanita de papel quiero dar la bienvenida a Joaquín y Ana, y envolverla con un abrazo que lleva calor de manta zamorana. Son los padres de un héroe.