Posiblemente la idea inicial sería aceptable e incluso con buena intención, de premiar a los conductores, pero en la actualidad es una trampa para los conductores y con la única intención de recaudar. La Seguridad Vial está olvidada y la Formación Vial la están adaptando a nuevas tecnologías, que en otros campos, puede que funcionen, pero en este campo de la Formación Vial, la están deteriorando y haciéndola incompleta y errónea.

La conducción de automóviles ha sufrido muchos cambios y lo que queda, pero la actual normativa tiene puntos poco creíbles y no acertados: me refiero al tema de la detracción de puntos, que no consigue reducir los siniestros viales, ni reduce las víctimas mortales. Más bien lo que hace es crear un clima de poca confianza y de cabreo en la conducción y esto genera cansancio y aburrimiento, con el consiguiente riesgo de peligro que esto representa.

Creo que hay que dar un margen de confianza a los conductores. Por supuesto que hay temas en los cuales la Ley de Seguridad Vial, del Reglamento de Conductores y del Reglamento de Vehículos, tienen que ser rigurosos e implacables, como en conducciones temerarias, alcohol y drogas.

Pero esos controles de velocidad, tan sumamente reducidos, a 20 kilómetros por hora, en algunos 30 kilómetros por hora y en los controles de velocidad de tramo no me parecen adecuados y hacen una conducción a veces más peligrosa y aburrida, creo que la intención, no es evitar siniestros viales, la intención es recaudar. Con esto no estoy diciendo, que se tenga que correr en ciudad, ni en alguna de las muchas calles de cualquier núcleo poblacional, pero no se puede generalizar y una velocidad anormalmente reducida, puede ser incluso más peligrosa.

No estoy diciendo, que se tenga que correr en ciudad, ni en alguna de las muchas calles de cualquier núcleo poblacional, pero no se puede generalizar y una velocidad anormalmente reducida, puede ser incluso más peligrosa

En el tema de velocidades, se está recaudando mucho dinero y no se consigue el objetivo final, reducir los siniestros viales. Ni los accidentes de tráfico, ni las víctimas mortales, lo que sí se consigue es una desobediencia de las normas, por hartazgo.

Si queremos reducir los accidentes hay que implantar normas más creíbles, más rigurosas, de forma que los conductores lo crean, lo entiendan y lo respeten. Si no es así, estamos perdidos en un caos circulatorio en el cual cada uno hace lo que le da la gana. Vaya por delante mi respeto al trabajo de la Guardia Civil, lo hacen muy bien, ellos aplican la norma que hay y además cumplen órdenes.

El tema de los 20 kilómetros por hora para aumentar la velocidad máxima genérica al adelantar en carreteras convencionales, es otro tema que crea ampollas. Al adelantar hay que hacerlo con seguridad, rapidez y en el menor tiempo posible.

En las carreteras tenemos agresividad, conducción temeraria, poca educación, de la vial y de la otra, poco respeto, nada de aceptación al fallo, cabreo y hartazgo. Creo muy en serio que hay que dar un grado de confianza a los conductores, para que empiecen a respetar, a obedecer las señales, las normas de circulación y lo más importante: que aprendan a convivir y a aceptar a todos los vehículos y a todas las personas con educación y respeto.

(Jesús Palmero es Delegado de Provial España en Castilla y León)