Tengo un especial recuerdo de la bella ciudad de Oviedo, por haber hecho en ella la carrera de Derecho por libre y conocido al gran catedrático y político D. Torcuato Fernández Miranda; por haber presenciado en su día en su gran teatro Campoamor el bonito espectáculo musical Los Vieneses de Artur Kaps y Franz Johann y por haber presenciado tres años en su calle Uria con emoción patriótica y llena de gente con banderas españolas y asturianas, la comitiva de coches desde el hotel Reconquista al indicado teatro, donde tiene lugar la entrega de los premios Princesa de Asturias a los galardonados.

Pero hoy quiero alegrarme y resaltar en estas líneas la belleza, transcendencia nacional e internacional, resonancia e importancia cultural de tan importante acontecimiento, retransmitido ayer por la TV española; la defensa que se hace en él de los derechos democráticos y de la mujer; el incalculable valor de la ciencia, la investigación, la cooperación y el deporte, representados en los premiados y en el buen discurso de cierre del acto por. S.M. el rey Felipe VI, quien con acierto reclamó entre otros pormenores, “la lealtad a nuestro país con serenidad y sosiego, para afrontar los momentos decisivos de nuestro futuro, ya que estando unidos podremos superar todas las dificultades”, con un especial recuerdo para el pueblo canario, que sufre desde hace más de un mes en la isla de La Palma, la trágica pérdida de sus casas y bienes, por los efectos del volcán de Cumbre Vieja.

José Donato Andres