Zamora, la urbana y la rural, es tierra de buena gente. La otra no cuenta por mucho daño que haga. Da gusto toparse con esa gente entrañable, única, sencilla y humilde, pero sabia. Si es verdad que el conocimiento hace personas sabias, la humildad es la base de toda verdadera grandeza. Gentes así todavía se encuentran en nuestros pueblos. Gente de mirada limpia, sonrisa abierta y palabra sincera.

Me estoy acordando de don José Furones, alcalde de Brime de Urz. Don José lleva la friolera de 44 años al frente del consistorio brimurziano. Justo desde que estrenamos democracia. Y lo que le queda porque en su pueblo todo el mundo le quiere y le respeta. Y el que no, no cuenta. Don José es la bondad personificada. Lector de La Opinión-El Correo. Su periódico de toda la vida. Porque toda la vida el Ayuntamiento que preside lleva suscrito al diario de todos los zamoranos. No ha habido virus, ni pandemia que valga que atentara contra ese hábito de informarse a través de nuestro periódico.

Creo que el primer edil de Brime es el más antiguo en el escalafón nacional. No sé si habrá otro alcalde que atesore tantos años de servicio a su municipio. Yo sé que hoy, cuando abra el periódico y vaya a la sección de opinión, se va a llevar una sorpresa que no espera y que por lo tanto será doble sorpresa. Como se la va a llevar doña Clementina. Lectora asidua de esta columna. Una gran mujer. Porque al lado de todo hombre que se precie, sea o no importante, siempre hay una gran mujer.

En cualquier estación del año, Brime de Urz es una localidad maravillosa para ser visitada. Me quedo fundamentalmente con sus gentes, con su alcalde que es un gran anfitrión, pero si me dan a elegir me quedo con la ermita de San Esteban que se levanta allá en lo alto de una colina desde la que se divisa todo el pueblo. Una ermita con romería incluida que se celebra el primer fin de semana de mayo. Y como en tantos puntos de nuestra provincia, también en las inmediaciones de este cerro se han localizado diversos restos arqueológicos. Ojalá los supiéramos recuperar y publicitar como corresponde.

Justo debajo de la ermita, se alza majestuoso el ‘castillo’ de los hermanos Gallego, Paco e Isaac, más conocidos internacionalmente como Los Dos Españoles. Un castillo de leyenda, porque se levanta sobre una bodega y lo han construido con tesón sus propietarios. Así es la buena gente y el paisaje idílico de una localidad maravillosa, Brime de Urz. Felicidades don José.