Hace unos días le di las gracias a un amigo excelente por un buen trabajo realizado. Lo hice de forma jocosa dándole las gracias con una traducción de la expresión árabe (shucran laki) gracias para ti. Me contestó con otra escrita con grafía árabe pero en un dialecto para mí desconocido.

Cuando recibí su contestación acababa de leer un artículo del cometido que desempeñaron los traductores simultáneos ante el Tribunal Militar durante las sesiones en el llamado “Proceso de Núremberg” del que se cumplían 75 años de la lectura de la sentencia. El reto para los traductores era pasar oralmente entre dos lenguas, hacerlo simultáneamente y hacerlo con el matiz emocional tanto en las preguntas como en las contestaciones de los procesados.

El primer reto al que se enfrenta el traductor en un proceso penal en el que los miembros del Tribunal que los juzga y los procesados hablan lenguas diferentes de origen europeo. El segundo reto es que los miembros del Tribunal hablen una lengua de origen europeo y los procesados una de origen semítico, como es lo más habitual en nuestro país en el caso de los procesados por el terrorismo “Yihadista”.

Aunque en este último caso no se les pueda aplicar la pena de muerte por estar prohibida en nuestra Constitución, según los delitos cometidos, sí se les pueden aplicar penas de privación de libertad muy severas, lo cual obliga a todos implicados en el proceso: Tribunal, Fiscal, defensores y testigos a captar todos los matices y giros lingüísticos de la lengua que hablen los procesados y que éstos entiendan con absoluta nitidez las preguntas y el discurso de unos y otros. Aunque resulte pesado, quiero insistir en que se trata de demostrar el grado de participación en hechos constitutivos de delitos graves contra la seguridad del Estado o de las personas. Y eso nunca resulta fácil.

En estos momentos uno de los temas que más preocupan a los Cuerpos de Seguridad del Estado de todos los países, incluidos los que se profesa mayoritariamente el Islam, es el fenómeno yihadista

Este tema ha empezado a preocuparme porque hace poco tiempo leí un artículo en una revista profesional sobre la lingüística árabe antiyihadista para peritos calígrafos en esta lengua, me alarmó mucho por los errores que contenía. Por esta razón me dirigí a su Director informándole de los mencionados errores.

Acabó de comprobar que el artículo ha sido retirado del medio en el que fue publicado.

En estos momentos uno de los temas que más preocupan a los Cuerpos de Seguridad del Estado de todos los países, incluidos los que se profesa mayoritariamente el Islam, es el fenómeno yihadista. También en estos tienen problemas con las traducciones simultáneas por las diferencias entre las lenguas que hablan, de forma amplia se puede decir que son dialectos (dariyas) de la lengua culta árabe (al-fushá) de origen semítico, que es la que se estudia en las Universidades. Es decir, la lengua que se hablaba en Arabia cuando se redactó el Santo Corán (qur´án, significa recitación).

Supongo que estos problemas estarán resueltos en los Tribunales de justicia pero en los Cuerpos de Seguridad del Estado, por razones puramente económicas, no lo está. En muchos casos tienen que enfrentarse al cotejo de escrituras en una lengua con unas grafías desconocidas y que no pueden dictar al sospechoso por desconocer la pronunciación y los sonidos, por ejemplo de una vocal corta y la misma vocal larga, por no citar las consonantes que tienen forma diferente según la posición topográfica en que vaya en la palabra escrita, varias de ellas se duplican y otras la pronunciación está condicionada por un punto diacrítico.

En alguno de los discursos de los Jefes de Comandancia de la Guardia Civil, con motivo de la Patrona, la Virgen del Pilar, se anunció que se habían creado recientemente nuevos equipos de investigación en este campo, es un gran alivio para los que amamos esta Institución y le deseo muchos éxitos.

(*) Capitán retirado de la Guardia Civil