La escuché de labios de don Fernando Valera, en la clausura de los I Premios San Atilano que concede el obispado de Zamora. “Eucharistomen”. Me gustó. El obispo de Zamora la tomó prestada del papa Benedicto XVI, quien la eligió, para expresar sus sentimientos en el 65º aniversario de su ordenación sacerdotal. Una acción de gracias que el papa emérito quiso ofrecer a su sucesor, el papa Francisco.

Eucharistomen es una palabra hermosa, con fuerza, que expresa gratitud. Un gracias humano que, en la voz de don Fernando, me sonó francamente bien. Hoy la tomo yo prestada para ofrecérsela a nuestro prelado. No sé si en verdad seré o no la presidenta de su club de fans, que lo tiene, lo que sí sé es que tenemos la suerte de contar con un obispo cercano, humilde, sencillo, que se preocupa por lo que tiene que preocuparse: la gran familia sacerdotal y todos nosotros, católicos o no, por los que sé que a Dios pide para nosotros lo mejor.

En pocos días, don Fernando ha superado con creces dos importantes pruebas, por llamarlas de alguna manera. Las celebraciones de los Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional y de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Pronunció en ambas celebraciones, sendas homilías que a nadie dejaron indiferente. Cuando don Fernando se dirige a los fieles, lo hace transmitiendo en su voz, paz, serenidad, concordia, y lo hace con palabras que llegan de inmediato al corazón. Siente lo que dice y eso se nota. Y, claro, engancha.

Ojalá podamos disfrutar los zamoranos de su ministerio muchos, muchos años. Y ojalá sepamos corresponderle como se merece. Ojalá que nunca pierda la ilusión y la esperanza del primer día. La realidad que nos toca vivir es dura y difícil. Menos mal que Dios alienta, anima y conforta y en ello está don Fernando con todas sus fuerzas, empeñado en llegar a todos, en la capital y también en la provincia donde las dificultades son tantas, ya que la mies es mucha y los obreros pocos. Don Fernando es un humilde trabajador en la viña del Señor, en la que no hace su voluntad sino que se pone al servicio de la voluntad del Señor.

Por eso y por mucho más, Eucharistomen, don Fernando. Como usted bien sabe, esta palabra va mucho más allá. Eucharistomen, por ser un buen pastor, un obispo cabal y un buen hermano para sus hermanos sacerdotes. Eucharistomen por su trabajo incansable por las vocaciones y el celo que pone con los sacerdotes jóvenes y los que no lo son tanto. Eucharistomen, don Fernando, por ser y estar. Por muchos años.