La producción de vino es uno de los pilares de la industria agroalimentaria de Castilla y León, sobre todo en territorios como Zamora, donde se aúnan bodegas acogidas a cuatro referencias de garantía, algunas de las cuales poseen ya una importante base en el exterior. Es el caso de la pionera, la Denominación de Origen (DO) Toro, que celebra estos días su afamada Fiesta de la Vendimia. La pandemia aún obliga a suspender el acto más vistoso, el desfile tradicional de carros, pero aún con la amenaza del COVID-19, representa el ejemplo de recuperación tras la debacle ocasionada por el virus.

Toro mejora día a día su presencia en los establecimientos de alimentación, la venta directa al consumidor. Ahonda en su principal reto, la presencia en el canal de hostelería (Horeca), pero su potencial parece imparable. La exportación de los vinos toresanos alcanza ya el 40% de la producción. Esta última mantiene una media de unos veinte millones de botellas cada año que engrandecen el nombre de Zamora en territorio español y en otros países. La buena salud de las ventas lo demuestra el incremento en la retirada de etiquetas de la DO toresana, hasta el punto de haber superado en los seis primeros meses de este año todas las operaciones realizadas a lo largo del aciago 2020.

La expansión del nombre de Toro alcanza otro hito a través del creciente enoturismo. La estancia y visita a las bodegas se va recuperando, sobre todo si, como en Toro, acompaña una programación cultural de alto nivel como la que ha logrado realizarse por parte de su Ayuntamiento este verano. Toro estrenó también la primera de las tres rutas del vino certificadas por la Asociación Española de Ciudades del Vino. Otras dos buscan la misma vía de expansión: Tierra del Vino, cuya producción crece de manera destacada en calidad y presencia, al igual que Arribes. Esta última DO es la que acaba de ganar, por mérito propio, su inclusión en esa lista de escogidos que engloba 34 recorridos en toda España. Tres rutas zamoranas que suponen la oportunidad de dar a conocer la riqueza patrimonial, natural y gastronómica de la provincia.

También en Tierra del Vino y Arribes, así como en Benavente, la cuarta pata que sostiene la mejor tradición vitivinícola zamorana, se espera una buena cosecha de un año en el que la climatología ha ayudado a que el fruto madure de forma adecuada. Algunas bodegas iniciaron ya la recolección a finales de agosto. Pero hay más factores que unen los destinos de las DO zamoranas que se aprestan, en pocos meses, a renovar parte de sus órganos directivos.

Este año la vendimia en Zamora, pero también en otras zonas productoras de España, se ha visto amenazada por la falta de temporeros. Los tiempos cambian

Este año la vendimia en Zamora, pero también en otras zonas productoras de España, se ha visto amenazada por la falta de temporeros. Los tiempos cambian y, lo que era antes una tradición familiar, se ha ido asimilando a todo un sector económico que es regulado por ley. Quedan así excluidos de participar en la recogida de uva, un trabajo penoso y delicado, familiares, amigos o estudiantes que antaño ayudaban en las labores de recogida. Las normas legales establecidas lo impiden en los casos en que la uva es destinada a la venta a bodegas. Tampoco los jubilados pueden participar en las tareas.

Pero el de vendimiador es trabajo duro y limitado en el tiempo, por bien remunerado que esté si damos por buenas las cifras que oscilan entre los 80 y 100 euros por jornada. De ahí la necesidad de temporeros, medio millar para recolectar el fruto en la provincia, según estimaciones de las organizaciones agrarias. La mayoría de los temporeros carecen de una cualificación profesional que les haga acreedores a otras ofertas de empleo el resto del año y por ello, es habitual que las cifras de paro en la provincia desciendan como lo ha hecho el pasado mes de septiembre.

Pero la vendimia ha estado a punto de sufrir un recorte de la mano de obra por las razones que ocasionan, a menudo, la colisión entre lo que se firma en los despachos y la realidad que ocurre en el campo. La cosecha ha coincidido en el tiempo con la puesta en marcha del Plan de Fomento del Empleo por el que un centenar de parados adscritos al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social, han sido contratados por los distintos ayuntamientos integrados en el Consejo Comarcal de Toro. Los viticultores se quejan, además, de la imposibilidad de que ayudas a los más vulnerables, como el Ingreso Mínimo Vital o la propia prestación del desempleo, sean compatibles con una actividad esporádica como es la vendimia.

Una actividad que, como el resto del campo, está abocada a una revolución tecnológica. La dificultad para encontrar temporeros ha llevado a plantear ya modificaciones en la forma de cultivar, para que la vendimia deje de realizarse a mano y pueda recolectarse con maquinaria. La reconversión continuará con la llegada de las tecnologías digitales que irán mucho más allá de poder conectarse a través de Internet para realizar las operaciones de venta. Toca reciclarse en un nuevo reto, como ya lo supuso la mecanización que desterró el arado de los campos. De la adaptación a los cambios y el surgimiento de perfiles acomodados a esa nueva tecnología dependerá que siga expandiéndose la riqueza. Ya existen programas piloto de recogida de datos de vendimia que permiten una mejor planificación al disponer de datos sobre la cantidad y calidad de la uva que se está recogiendo. El 5G permitirá obtener todos esos datos en tiempo real. Como el vino de Toro ha evolucionado desde aquel caldo recio y contundente hasta la exquisitez que se degusta en las copas más exclusivas del mundo, así tendrá que hacerlo el mundo vitivinícola y todo el campo zamorano en general.

El pregonero de la Fiesta de la Vendimia de este año en Toro, el pintor Jesús Pinilla, comparaba la potencia económica de la DO con la explosión que supuso, en su día, la llegada de Renault a Valladolid. Y aunque suene exagerado, no se trata de una “boutade” chauvinista tal razonamiento. Es cierto que la dimensión de las bodegas zamoranas, en general, es pequeña, a menudo nacido de negocio familiar, pero cada vez ganan terreno las grandes firmas que conocen bien las posibilidades de Zamora y cada vez se abren nuevas cavas. Todas ellas, unidas, pueden formar parte del necesario revulsivo que necesita la provincia.