La cultura, de la que todos deben disfrutar para su deleite, para aguzar la sensibilidad, etc., por lo tanto, para el perfeccionamiento de ser humano y, consecuentemente, saborear mejor la vida, lo que debiera contribuir a la mejor convivencia entre todos, por hacernos más cultos, más sensibles, más comprensivos, más tolerantes, más cooperantes, más empáticos, etc. De no ser así, el “consumo” de cultura quedaría como un mero goce estético, quizá sin “ética”.

Y es que todos tienen, al menos, la obligación moral de “consumir” cultura, por los motivos antedichos, además de “rentabilizar” el esfuerzo, el gasto público, como el tiempo empleados, en la enseñanza y aprendizaje en la escuela y en el instituto. Pues, como el “valor”, se supone que quienes han cursado esos estudios, hoy en día la inmensa mayoría de la ciudadanía, tuvieron excelentes profesores que les inculcaron el amor a la belleza plasmada en una novela, en una poesía, en una pieza musical, en una película, en una obra de teatro, etc., y, por lo tanto, a entenderla, a apreciar, a gozarla, etc.

Las Bibliotecas Públicas, los bibliobuses, los conciertos, el cine al aire libre, etc., patrocinados por Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales; el acceso a las páginas web de fundaciones privadas como la Juan March; investigadores, Google, Wikipedia, etc., suelen ofrecer gratuitamente, las manifestaciones de la cultura de todos los tiempos, ofrecidas en distintos soportes, para facilitar su disponibilidad por el ciudadano.

Y como toda actividad humana requiere de medios humanos y materiales que precisan de una retribución para disponer de ellos. Y serán los contribuyentes mediante el pago certero, justo y total, de sus tributos quienes la financien, de ahí la trascendencia de pagar al fisco lo que, en función de sus rentas y patrimonio sujetos a los impuestos correspondientes, les corresponda. Por lo tanto, más si cabe, si se ofrecen a la ciudadanía sin “billete de entrada”, debiera aprovechar esta posibilidad, utilizando y acudiendo a las instalaciones y certámenes existentes; se rentabilizarían social, educativa, social y económicamente los activos existentes y utilizados.

Las recientemente celebradas jornadas musicales, “Sonoridades Olvidadas”, sobre el compositor Antonio de la Cruz Brocarte, a parte de dar a conocer esta figura señera del XVII y XVIII, han posibilitado a los asistentes; sin necesidad de inscripción, es decir de “puertas abiertas”, lo que se llama generosidad y transmisión a la sociedad de saberes e inquietudes; inquirir sobre el instrumento musical del que era titular durante cuarenta y cinco años, como es el órgano de la Catedral de Zamora, que tocó durante . Y como no destacar, por la excelente organización, calidad interpretativa del Ensemble Semura Sonora y demás intérpretes, templos visitados, en algunos de los cuales hubo música de órgano, de coro, de ministriles, etc. y muy relevante fue el concierto en la Catedral de Zamora, del día 26 de septiembre de 2021, que, con notable asistencia, se estrenaron partituras de dicho autor e interprete musical.

Y como la investigación musical, gracias a la cual se han descubierto mencionadas obras musicales, siga desarrollándose; para el aumento de la cultura, para el rescate de “papeles olvidados y empolvados” y su posterior puesta a disposición de la sociedad; la Asociación Ensemble Semura Sonora precisa de socios que hagan sus aportaciones en Caja Rural Zamora, como del apoyo de las Corporaciones Municipales, de la de ámbito provincial, de las empresas, en fin, de la sociedad toda.

Esperamos, y deseamos, que las piezas descubiertas de Antonio de la Cruz Brocarte, se puedan disfrutar en los soportes que la moderna tecnología de reproducción de sonido e imagen posibilita.

Marcelino de Zamora