El poder corrompe, y en España la corrupción de los poderosos, desde la casa real para abajo, suele ir casualmente acompañada de una cercanía con el lobby de la caza de trofeos. Nada de extrañar, en un país donde los negocios y los acuerdos más turbios se siguen cerrando en cacerías, perpetuando una tradición que antecede a la democracia.

Por ello. no sorprende que el PSOE, que ha ostentado el poder desde hace muchos años, haga guiños al mundo de las escopetas. Pero sí llama la atención que los vínculos cinegéticos de un sector del socialismo tengan tanto peso como para llevar a un motín dentro del partido. El anuncio, publicado el 23 de septiembre en “La Opinión de Zamora”, de que el PSOE de Castilla y León va a apoyar el recurso de la Junta contra la protección del lobo, constituye una traición al patrimonio natural y al gobierno central de su propio partido. Pese a la desinformación que difunden las patronales ganaderas y las administraciones regionales, la orden de inclusión del lobo en el LESPRE no perjudica al sector ganadero, y la Estrategia de gestión de la especie que se está redactando contempla una batería de medidas sin precedentes de apoyo a las explotaciones extensivas. La caza de trofeos de lobos desestructura las manadas, aumentando los daños al ganado y perpetuando el conflicto entre lobo y ganadería, y permite que los cazadores se presenten a sí mismos como el remedio para el mal que ellos mismos causan. No olvidemos que el año 2019, cuando se suspendió la caza del lobo en Castilla y León, los daños al ganado descendieron apreciablemente. Toda la palabrería sobre la ruina que el lobo va a traer al mundo rural es una maniobra para proteger los intereses de la caza de trofeos y de paso recoger voto rural, envenenando las mentes de los habitantes del campo con resentimientos y afrontas imaginarias.

Este afán por talibanizar el mundo rural, reduciéndolo a una caricatura de sí mismo y empujándolo hacia un enfrentamiento constante contra la naturaleza y sus defensores, implica un alto precio: el embrutecimiento y retroceso de la sociedad, un proceso más fácil de desencadenar de lo que parece y dificilísimo de revertir, como demuestra la América de Trump, por citar sólo un ejemplo reciente. Y todo ello para mantener en el poder a cierta clase política.

Ojalá se pueda evitar que un sector del PSOE se convierta en herramienta de esos procesos regresivos, mientras la humanidad enfrenta una crisis medioambiental planetaria de una urgencia sin precedentes. Sabemos que hay personas relevantes en el socialismo castellano y leonés que luchan a brazo partido para que prevalezca la cordura, una lucha discreta pero de importancia histórica que esperamos, por el bien de todos, que consigan ganar.

Mauricio Antón