Mediante este medio de comunicación de La Opinión el cual nos brinda a los lectores la oportunidad de exponer y/o denunciar ante la opinión pública aquellos asuntos de interés y que afectan a los ciudadanos, deseo exponer lo siguiente.

En este mismo medio de comunicación (La Opinión de Zamora) se han publicado artículos y quejas de ciudadanos sobre las deficiencias en las condiciones de las comunicaciones telefónicas, que hacen imposible comunicarse por el teléfono móvil, en el pueblo de La Torre de Aliste. A nadie se el escapa las consecuencias de estas deficiencias: situaciones de urgencia, comunicaciones administrativas y comerciales de todo tipo, contacto con familiares, y un sin fin de consecuencias, todas ellas negativas, que nos llevan a poner el grito en el cielo ante la impotencia por la imposibilidad de contactar con la otra parte. Y todo esto se agrava si pensamos en que a los ciudadanos se nos dice que estamos en la era de las comunicaciones.

Como ya se ha apuntado, la situación descrita ya se ha denunciado, y los resultados de las denuncias han caído en saco roto y me temo que pasarán los días, los meses y los años (?) y la situación seguirá inalterable.

Los vecinos y ciudadanos, ante este tipo de incomunicación que padecen, han acudido al único remedio encontrado para subsanar la falta de señal consistente en un aparato técnico que, instalado en las antenas, recoge la señal de telefonía (la poca y débil señal que pueda existir) y la reconduce a los teléfonos móviles, pero, hete aquí, y para estupefacción de los vecinos, que por parte de funcionarios de la Administración (Subdelegación del Gobierno) se les hace saber que dichos aparatos son ilegales y que pueden dar lugar a ser denunciados y sancionados con sumas importantes de dinero .

Llegados a este punto, ante la situación descrita, con ánimo de seguir su ejemplo, entiendo que cualquier vecino y ciudadano que no pueda utilizar el teléfono móvil con normalidad, se vea obligado a dirigirse a quien corresponda: políticos, tanto nacionales como autonómicos, altos cargos con responsabilidad administrativa, alcaldes, etc., etc., y preguntarles, “¿Y ustedes, qué harían?”.

Julio Silva Fernández