Esta semana se completó la vuelta a las aulas en la provincia de Zamora y el balance de septiembre se presenta, por una vez, optimista en todos los grados de enseñanza. El aumento del alumnado en Infantil y Primaria, en particular en los pueblos del alfoz de la capital, ha sustituido al lamento de otros años. Solo dos colegios rurales han quedado vacíos por expreso deseo de los progenitores para que los niños se incorporaran al Centro Rural Agrupado (CRA) más cercano. Incluso se consiguió salvar “in extremis” el cierre de las aulas en Castroverde de Campos, que se mantendrán con cinco alumnos, dos por encima de la ratio mínima que permite la Junta de Castilla y León.

Mejores noticias aún deparaba la jornada de bienvenida en el Campus Viriato de Zamora, convertido, más que nunca, en punta de lanza de talento innovador. A los habituales éxitos en enseñanzas como Magisterio, este año reforzado, además por los dobles grados, o el prestigio de las escuelas asociadas de Enfermería y Relaciones Laborales, había expectación por la titulación de Aplicaciones 3D Interactivas y Videojuegos en la Escuela Politécnica de Zamora.

Desde el período de prematriculación fue claro el atractivo que presentaba el nuevo grado, desbordándose todas las previsiones. La sorpresa más agradable ha venido, sin embargo, de la injusta “cenicienta del campus”. Ciencia y Tecnología de los Alimentos ha estado a punto de desaparecer por falta de alumnado pese a ser una titulación de alta empleabilidad y el grado impartido en Zamora uno de los mejores del mundo en cuanto a calidad de enseñanza.

Durante varios años consecutivos ha ocupado lugar destacado en el Ranking de Shanghái, uno de los más prestigiosos que existen. El último informe, de este mismo año, viene a concluir que la ingeniería Agroalimentaria que se imparte en Zamora es la mejor de la comunidad y empata en el ranking con carreras similares de las universidades de Autónoma de Madrid, Córdoba y Barcelona. Ha costado años pero, al fin, lo que faltaba, que era el reconocimiento de los interesados, los universitarios y la propia sociedad zamorana, se ha conseguido. En el cómputo de matrículas casi ha doblado los alumnos este curso en el que se incorporan 1.500 estudiantes de Zamora y de otros lugares de España.

Este curso 2021-2022, el que se anuncia como el primero de la pospandemia, se presenta como una oportunidad inédita para comprobar la repercusión que implica contar con una población flotante de más de 3.000 estudiantes en la capital y su provincia.

Urge, más que nunca, una relación fluida entre Universidad y empresa, la puesta en marcha de los parques tecnológicos en proyecto y que implican a varias administraciones encabezadas por la Diputación

No se trata solo del movimiento económico que representan los alquileres de piso y el consumo de los más jóvenes, sino de aprovechar las sinergias que puedan derivarse tanto del talento como de las inquietudes que las generaciones recién ingresadas en el campus pueden inyectar a una sociedad zamorana que, de un tiempo a esta parte, parece haberse desprendido de parte del lastre de pesimismo resignado que ha caracterizado a la provincia durante décadas, protagonizando sonoras movilizaciones en reivindicación de mejores servicios y contra el maltrato secular a esta parte del Oeste de la península.

Pero existe un reto para que todo ese talento y esa renovación de espíritu e ideas se asiente de manera definitiva como parte de la tarjeta de presentación de una Zamora que encara al futuro con ilusión y esperanza:

Urge, más que nunca, una relación fluida entre Universidad y empresa, la puesta en marcha de los parques tecnológicos en proyecto y que implican a varias administraciones encabezadas por la Diputación; la sinergia derivada de las acciones impulsadas por la Cámara de Comercio e Industria; la consolidación del polígono Puerta del Noroeste en Benavente, el desarrollo de Villabrázaro con iniciativas de la de la factoría de Latem Aluminium…Todas ellas, acciones destinadas a crear puestos de trabajo para la realización de prácticas y para crear empleo de calidad, que es el que asienta de verdad la población.

La misma premisa debe seguirse para otra rama de la educación que cuenta con garantía de éxito en Zamora: la Formación Profesional, cuya reforma ya ha anunciado el Gobierno central. Dicha reforma va encaminada, precisamente, a aumentar de manera exponencial la realización de prácticas en el horario lectivo. El objetivo de la reestructuración es despedir de una vez por todas el sambenito de la FP como una alternativa al fracaso en la Universidad.

Un complejo nacido de una completa falsedad. Los estudios indican que la Formación Profesional abre las puertas a casi 4 de cada 10 ofertas de trabajo en Castilla y León. La demanda de puestos de trabajo relacionadas con la FP de grado medio ha llegado a desplazar, incluso, a la de universitarios. Determinadas titulaciones, sobre todo las que tienen que ver con administración de empresas, electricidad y electrónica o fabricación mecánica, se encuentran entre las de mayor empleabilidad. En Zamora la inserción laboral de los titulados de FP, habitualmente laureados internacionalmente en especialidades como mecatrónica, alcanza el 85% de los titulados, incluso en tiempos de crisis profunda como la derivada de la pandemia.

La Junta de Castilla y León ha abierto y diversificado el acceso a nuevos grados este curso, relacionados con el ocio, la alimentación y la atención a dependientes. Además, se ha extendido el bilingüismo que ya existía en las aulas de Bachillerato.

Este positivo balance en materia educativa, en apertura de oportunidades a los jóvenes que aún se siguen marchando de su tierra en busca de un puesto de trabajo, es fruto de un gran esfuerzo que no puede ser baldío. Necesitamos el talento que estos días ha comenzado un nuevo período de formación en colegios, institutos y la universidad y ellos necesitan también la implicación de las instituciones y de la sociedad zamorana. Por el futuro de todos.