Al parecer, la nueva normalidad, la vuelta al cole político, consiste en seguir hablando de lo mismo de (casi) siempre. Los cambios residen en tamborilero cambia de son; allá va la misma, Hilario. O sea que el verano únicamente sirve para relajarse algo (los que puedan) y para aparcar los problemas un ratito. Lo digo porque estamos a mitad de septiembre y la actualidad vuelve a tener los mismos protagonistas de antaño. Abre usted los periódicos, escucha los millones de tertulias que nos asaetan a diario, ve la tele y se encuentra con Cataluña, Madrid y poco más. Los demás solo contamos para hacer bulto. Bueno, pasa lo de Ricobayo y, de repente, zas, muchos españoles se dan cuenta de que allí, en un rincón a la izquierda del mapa, existe una zona a la que están dejando sin agua al igual que ya la han dejado sin gente y, a este paso, sin futuro. ¡Qué cosas pasan, verdad Mari Puri!

Viendo, y analizando, los problemas que tienen España y el mundo, lo del PP de Madrid es que (eg que, dirían por la Cibeles) me deja sin habla. ¿Es posible que una “noticia” que aun no se ha producido adquiera tal dimensión, que acapare portadas, análisis, elucubraciones, entrevistas, valoraciones? Pues, sí, es posible, lo que da idea de la jerarquía de valores en que nos movemos. Y, asimismo, da idea de lo que supone Madrid (así, en abstracto) a todos los niveles. Resulta, para quien no se haya enterado todavía, que la presidenta madrileña, la gran Ayuso, quiere presidir también el PP madrileño. Y, según los expertos ppólogos y ayusólogos, Casado, García Egea y demás compañeros mártires no lo ven con buenos ojos y quieren frenar a la intrépida doña Isabel. Hasta aquí todo normal, es decir la lucha por el poder de toda la vida. Pero hete aquí que lo que es una batalla interna en un partido de una región se convierte en debate nacional y casi, casi del universo universal.

-Y digo yo, ¿qué les importan los líos del PP madrileño, y recalco lo de PP y lo de madrileño, a los de mi pueblo?, se pregunta en voz alta el señor Experidión, bastante mosqueado.

-Eso me parece a mí, pero como uno no entiende de Periodismo ni de Comunicación Audiovisual, que en la Enciclopedia Álvarez no venían esas cosas, pues a callar, que tocan retreta, apunta el señor Elpidóforo mientras mueve la cabeza de un lado a otro.

-Es que venga a hablar de Ayuso y de Almeida y de si se presentan o no y se trata solo de un grupo de una comunidad, o sea un partido, por muy importante que sea, y de una región, por muy Madrid que sea. ¿Por qué tenemos que tragárnoslo todos y a todas horas?

-Eso, cuando gane que nos lo cuenten y ya nos damos por enterados. Mientras tanto, a otra cosa, mariposa, que bastante tenemos con lo que tenemos aquí, ¿o no es así?

Sí, claro que es así, señor Elpidóforo, pero aquí pintamos poco. Llevamos muchos años, casi desde los Comuneros para acá, en que NUESTROS problemas no son SUS problemas, en que esta tierra, por muchas milongas que nos cuenten, tiene un peso político muy escaso. Y de aquellos polvos, estos lodos. Madrid es Madrid y las tribus mesetarias que la rodean, satélites llenos de futuros emigrantes a la capital del Reino.

La periferia es otra cosa, sobre todo si hablamos de Cataluña. Ahí sí que SU problema es NUESTRO problema. Ahora ese problema, el de siempre, se llama Mesa de Diálogo, un intento (a mi juicio, loable) de enderezar el asunto y de tratar de buscar una solución razonable. Pero el problema del problema es que una parte no quiere más “solución” que algo ilegal, impensable y sin parangón en el mundo civilizado. Y, claro, así no hay quien avance. Sin embargo, esos intentos están consumiendo un tiempo, una energía y un dinero que se necesitan para otras cosas. Y están generando una frustración, un cabreo, que amenazan con prolongarse años y años. De momento, acaparan titulares, protagonismo, críticas, loas y todo lo que ustedes quieran. ¿También a los de Aliste o a los de mi pueblo les afectan mucho las desavenencias y puñaladas traperas entre ERC, Junts, la CUP y los que aprovechan cualquier excusa para sus algaradas? Me temo que no deberían de afectarles en exceso (sufren otras prioridades), pero tienen que tragárselo; como lo del PP de Madrid, está a todas horas en los telediarios.

Y el señor Experidión le pregunta al señor Elpidóforo si él cree que en Barcelona están muy preocupados por la reforma sanitaria en Castilla y León. El señor Elpidóforo sonríe, se encoge de hombros y solo dice: “Es que allí la TV-3 no da nada de esto”.