Con dolor, recibo la noticia del triste fallecimiento de Joseba Arregi Aramburu, guipuzcoano de Andoain, consejero de Cultura en el gobierno del lehendakari Ardanza, portavoz del Gobierno Vasco y Parlamentario Vasco por Guipuzcoa, antes de acreditarse como un riguroso y comprometido observador de la realidad de Euskadi. Partidario de un nacionalismo incluyente e integrador, doctor en Teología y en Sociología, materia esta última de la que dio clases en la Universidad del País Vasco. Arregi defendió como nadie la dignidad de las víctimas del Terrorismo.

Tuve el enorme placer de conocerle, de compartir palabra y opiniones, el 11 de enero de 2007, en el Club de La Opinión, el foro de opinión y debate del periódico de Zamora. Me atraparon de inmediato su campechanía, su cercanía y su bondad. No era el primer vasco que nos prestaba su palabra y su tiempo en el foro del periódico por el que también desfilaron Gotzone Mora Temprano, Maite Pagaza, Iñaki Ezquerra, Jaime Larrinaga, Rosa Díez, Jaime Mayor Oreja o Nicolás Redondo Terreros entre tantos.

Arregi se definía como nacionalista, vasco parlante, católico y pequeño burgués. Ya entonces, era la más preclara y autorizada voz de la política vasca, la razón en la sinrazón política, la lucidez en el oscurantismo, la tolerancia en la impaciencia y desconsideración, la esperanza en la incertidumbre, el brillo en la opacidad, la integración frente a la exclusión y una extraordinaria alternativa frente al sectarismo imperante. No era de extrañar que cautivase al público con su oratoria y a servidora, ya que tuve el honor de presentarle en aquella conferencia titulada, “Entre la libertad y la paz. Consideraciones políticas fundamentales”, que no dejó a nadie indiferente. Culto, dialogante y amante de la buena música, Joseba Arregi creía en el valor de las ideas.

Quien en julio de 2004 comunicó al PNV su voluntad de darse de baja como afiliado, tras varias décadas de militancia en la formación, por diferencias con algunas decisiones adoptadas por el partido, ha fallecido en Bilbao a los 75 años de edad. Son muchos los ciudadanos que en el País Vasco y en el resto de España lloran la pérdida de Joseba Arregi, el político que supo rebelarse contra el nacionalismo obligatorio. Traerlo hoy, a esta ventana de papel se convierte en un acto de postrer homenaje a la libertad y a la paz, a los que dieron la vida por defenderla y a los que como Joseba Arregi, se pusieron en peligro por abrigar, por custodiar ese precioso don que a los hombres dieron los cielos, como sabiamente reconociera el Ingenioso Hidalgo don Quijote. D.E.P.