A falta de una vacuna esterilizante que evite los contagios que siguen sucediéndose, y ante el avance imparable de la variante Delta, son cada vez más los países que apuestan por inocular una tercera dosis de refuerzo de las aprobadas actualmente, porque no todas valen. Ocho estados de la Unión Europea ya administran este amplificador. En principio, lo han hecho con los colectivos más vulnerables, como los mayores institucionalizados y los inmunodeprimidos. Es muy probable que en España se siga ese mismo camino trazado ya por Alemania, Austria, Francia o Luxemburgo.

No quiero ser aguafiestas pero, por ejemplo, la estrategia de Israel, que ha sido el primer país en poner esta tercera dosis, no parece ser efectiva. Empezó a administrarla en julio en mayores de 60 y grupos vulnerables y ahora va por los de 40 años. Sin embargo, el virus está golpeando con más fuerza que nunca. La Comunidad Científica, que no se duerme en los laureles, ha alzado la voz alertando sobre un problema que se veía venir: las vacunas ya no son tan eficaces. Todo nuestro gozo en un pozo.

Son varios los estudios que demuestran la pérdida de eficacia de las vacunas aprobadas por la EMA, pérdida que es más acusada frente a la variante Delta, la que nos está destiñendo la esperanza. No voy a diseccionar vacuna por vacuna pero por poner unos ejemplos, la Pfizer pierde efectividad a los seis meses después de haber completado la pauta. La Astra Zeneca arroja conclusiones poco halagüeñas y así sucesivamente. Varias universidades, como la de Oxford, están al tanto, a través de sus investigaciones, de esta realidad con la que contábamos a medias.

La variante Delta que ya no es la única preocupante, es la culpable de haber inutilizado prácticamente los sueros. Y en esto se muestran de acuerdo desde el Instituto Pasteur y la Sanidad israelí, hasta los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Hay que reforzar los sueros. Hay que sacar nuevos sueros más potentes que presenten batalla a las variantes Alfa y Delta y a todas las que puedan surgir.

Todos estos estudios ponen de manifiesto que la inmunidad de rebaño no llegará con el 70% de la población vacunada. Los expertos hablan de que habrá que llegar a más del 90% de la población, aunque eso, de momento, no es factible en España ya que no hay ninguna vacuna autorizada para menores de 12 años, un colectivo que representa, aproximadamente, el 11%. Y, eso, aunque no digan que España es el cuarto país de la UE con más porcentaje de población vacunada. Y el más protegido del mundo.