Hay tanto partidismo barato, tanta exageración, tanto ruido, tanta repetición, tanto tertuliano o comentarista ideologizado, tanto extremismo en las noticias que lo que mejor que uno puede hacer es alejare de tanta basura. Estoy hablando de España, tristemente.

Este objetivo de alejamiento no se podrá conseguir en su totalidad, pero algo se puede hacer. Cada uno debe encontrar su camino. Hace unos días el escritor Manuel Vicent explicaba su método, que en parte coincide con el mío: ver las noticias en la televisión sin sonido. Uno las puede seguir perfectamente con el titular escrito y las imágenes y así evitar a tanto locutor o comentarista con cara de transcendencia. Casi todo en el tono e imagen es exagerado.

Por no hablar del recurso a la mentira que ya se ha generalizado tanto que se ha perdido el pudor que muchas veces la acompañaba. Por otra parte, muchos partidos políticos deben tener en su filas un especialista en buscar el titular más exagerado o de encontrar la mentira más abultada para correr a contarla a su líder. Inmediatamente se convierte en titular.

El patriotismo se demuestra trabajando por todos los ciudadanos y no creyendo que el país es suyo

Si a todo ello se suma el clima que está generando la pandemia que lleva ya un largo tiempo con nosotros, no me entraña que la situación mental del ciudadano se resienta y que los casos hayan aumentado.

Posiblemente muchos de estos factores estén en otros países, pero no en el ámbito político que en España tiene cotas casi imposibles de superar. Confío, pero no estoy seguro de que la gente normal sabrá distinguir quienes practican la mentira, la descalificación exagerada, la política contra su propio país y el descaro con cara de mártir. Ello conduce a una sensación de estar permanentemente al borde del abismo, como si el país se encontrase en una encrucijada en la que se jugara su propia supervivencia. En definitiva, una percepción artificial de alarma social.

Otro país que también está muy crispado es EE. UU. como consecuencia de la política y cultura comunicativa que dejó el anterior presidente republicano Trump. El país está bastante dividido y muchos estados gobernados por los republicanos (derecha o extrema derecha) están legislando normas y leyes contra el derecho al voto o contra el aborto.

También los formatos y las herramientas que permiten a la ciudadanía interactuar con la política influyen en la crispación. La politóloga y asesora Marina Pla explica en este sentido que “algo novedoso de nuestro tiempo es que la estrategia de la crispación ya no actúa solo en una dirección lineal emisor (político) - receptor (ciudadano), sino que se retroalimenta gracias a la capacidad de las redes sociales para dirigir la agenda política. Además, las redes sociales actúan como una forma de encuesta permanente, para la que hay que hacer campaña política constante. Esta retroalimentación conduce a una espiral inflacionaria en la confrontación”.

Todo este ambiente está dañando profundamente al país y al progreso de los ciudadanos. El patriotismo se demuestra trabajando por todos los ciudadanos y no creyendo que el país es suyo.