Las cesiones del PSOE al catalanismo en la nueva ley educativa balear son deplorables, arbitrarias y atentan, entre otros atentados, contra el idioma que nos une, el universal español o castellano y que en algunas comunidades terminará siendo historia. Ni eso, dada la revisión permanente que de la misma hacen los independentistas. ¡Y si solo fuera la lengua! La progresía de pacotilla tiene ganas de incordiar y lo hace a conciencia.

Estaban esperando el momento propicio para darle una estocada a la Iglesia católica, al cristianismo enraizado en Europa y a una asignatura a la que, o bien le tienen miedo, o la desprecian, y ese momento ha llegado ya. Tres colegios públicos de Mallorca empezaran a impartir este curso la asignatura de religión islámica entre un total de 150 alumnos cuyas familias, eso dicen, así lo han solicitado. Esto solo pasa en España. Vaya usted a los países de los solicitantes y pida que habiliten la asignatura de religión católica, le declaran de inmediato “persona non grata”, en el mejor de los casos, en el peor no lo quiero ni imaginar.

Son ganas de incordiar. Lo digo más que nada porque se da la circunstancia de que el Govern balear mantiene un enfrentamiento con la escuela concertada, eminentemente católica, que reiteradamente ha acusado al Ejecutivo de ningunear sus reivindicaciones y marginarla en la nueva ley educativa balear, pendiente en estos momentos de tramitación parlamentaria pero ya aprobada por el Consejo de Gobierno autonómico. Las facilidades son para la nueva asignatura, las dificultades para la de toda la vida. Por cierto, la asignatura en cuestión se impartirá en catalán por dos profesores especializados y con la misma cualificación que los profesores de religión católica. Suena raro.

Empezó la cosa por prohibir ciertos alimentos de origen animal en los comedores escolares a los que asisten niños musulmanes, por dejar vestir a las niñas las prendas propias de sus lugares de origen y ya veremos en qué acaba toda este jolgorio permisivo. Lejos de enseñar, a quienes han elegido vivir entre nosotros, las bondades de una democracia, de un estado de derecho, nuestras costumbres y tradiciones mejores, sin invadir las suyas, los gobiernos progres se pliegan a las peticiones que provienen , no tanto de las familias, como de los propios imames de tantas mezquitas como ya se levantan en suelo español.

A diferencia de la enseñanza de religión católica, ya verá usted como, concretamente ésta, no es optativa, no es voluntaria, sino impuesta. Hace tiempo que se observan ciertos movimientos que llevan directamente a la descomposición de la enseñanza, tal y como la conocíamos hasta la llegada de Celaá.