El que presenta Zamora es desolador. Ni una noticia buena. Todo son avatares, todo son despropósitos, todo son desgracias, todo es abandono, todo es dejación por parte de los que nos chupan la sangre, de los que se alimentan con nuestra desesperación y con nuestro dolor. No se les ve un detalle. Un comunicado oficial que no dice nada y sanseacabó. No me extraña que las gentes en nuestros pueblos, en especial los afectados por el “vaciado” del embalse de Ricobayo, estén entre cabreados, preocupados y hartos. Somos noticia de televisión casi a diario, precisamente por este asunto que nadie va a reparar. No veo la luz al final de este túnel en concreto.

Saber que uno de cada diez pueblos de la provincia ha perdido más del 80% de su población desde el año 1961, es descorazonador. Quienes deben permanecer atentos a semejante goteo, no han hecho los deberes, se han relajado en extremo y Zamora se queda solitariamente sola. Bien se podría inyectar a nuestros pueblos savia nueva procedente de las grandes ciudades o de los refugiados afganos, a los que, una vez en España, hay que darles dignidad, hay que ayudarles y en los pueblos de mi Zamora hay mucho que hacer y por hacer. Eso sí, sin banderas políticas que todo lo distorsionan.

En este panorama nada halagüeño figura el asunto ese de la ‘candidatura’ de las farmacias a funcionar como cajeros de bancos. Pobres farmacéuticos míos, profesión con la que, por cierto, me llevo muy bien, gracias a mi amistad con Carmela, Tomás y Álvaro, que apostó por la provincia y lo está haciendo francamente bien. A los bancos debería caérseles la cara de vergüenza. ¿Tanto les cuesta mantener una oficinita, con su cajero automático y otro de carne y hueso para ciertas transacciones? A quien corresponda, no debería consentir que la situación se prolongue y mucho menos esta idea que no sé de qué caletre habrá salido.

Al final, voy a tener que dar la razón a los que dicen que tenemos lo que nos merecemos, por no protestar o no saberlo hacer a tiempo, por no ser reivindicativos. Si echamos cuentas de todo lo que estamos perdiendo, incluidas órdenes religiosas como Salesianos, Carmelitas, Concepcionistas, Siervas de María, Josefinas, nos vamos a quedar ojipláticos. Tenemos que ser más cañeros y no dejarnos convencer por la primera argucia verbal política que nos suelten.

Son muchos los zamoranos jóvenes que no le ven, no ya futuro, si no presente a Zamora y están pensando en abandonar, en marcharse en busca de nuevos horizontes más luminosos, más prometedores. ¿Cómo hemos llegado a esta situación tan penosa?