Termino de regresar de un viaje amistoso a Alemania, más en concreto a Baviera. Necesitaba algo así como oxigenarme en una civilización, ciudadanía, vida rural y constatar sí era posible, que la convivencia se puede organizar y armonizar de otra forma a como estamos acostumbrados. De paso, aprender algo para vivir y transmitir, si es posible. Acto que hago ahora, esperanza y luz para un nuevo futuro. Resalto algunos detalles que sirvan de evidencia a lo que afirmo. Una noche, nuestros amigos catedráticos de pedagogía en las universidades de Núremberg y Paderborn, sus esposas y la mía que también lo es de la UNED, como sobremesa, al recibir de uno de ellos su último libro sobre la libertad, seguimos dándole vueltas a este concepto y su vivencia hasta la media noche. Allí, sobre aquella mesa se hicieron vivos y vida las teorías de Kant, Hegel, San Agustín, Jesucristo y muchos más. Una cosa si me quedó clara, que las normas y las leyes, lejos de cortar la libertad de la persona individual y de la colectividad, permiten más bien vivirla intelectual y responsablemente.

Por supuesto que los conceptos de derechos y libertad individual, colectiva, vivencia en sociedad o solitario aparecieron y se iluminaron. Leyes y normas y sobre todo su cumplimiento, encauzan la vivencia de la libertad. En contraste, me llegan a la memoria frases como: aquí hace uno lo que quiere, nadie tiene derecho a inmiscuirse en mi vida, mi vida es mía, a nadie tengo por qué dar cuenta de mis acciones y otras tantas que se escuchan en pueblos y ciudades, en tertulias y conversaciones. Y así nos va, de hacer cada uno lo que quiere sin importarle el vecino y mucho menos las normas que pueden dictarse en bandos de alcaldías o por las cortes generales. Me llamó la atención por ejemplo que hasta en el carruaje que empleaba el mantenedor de la limpieza de la calle había cinturón de seguridad para que la pala, el cepillo, las tijeras no se movieran. Igualmente que todas las iglesias y visité bastantes en pueblos pequeños y ciudades más grandes, estuvieran siempre abiertas, sin vigilantes, ni guías, simplemente abiertas para curiosos, amantes del arte o piadosos rezadores y los libros que se ofrecen con su precio y la hucha para poner el dinerito.

Podemos aprender de otros y no solo poner la mano como eternos e incorregibles mendigos para que nos saquen de nuestra anarquía, irresponsabilidad y holgazanería

Me sorprendió que en los cementerios, normalmente alrededor de la iglesia, hubiera armarios con trapos, grifos, detergentes, pilas y gomas con agua y sobre todo regaderas, no atadas, para que cada cual tomase lo que precisara y lo dejara donde lo encontró. Me volvió a emocionar ver los campos de frutos comestibles como fresas, manzanas, frambuesas o plantas ornamentales como gladiolos, rosas. Estaban los campos solos y sin vallas. Una balanza, tijeras, unas cestitas y la hucha para poner el dinero. Eso es libertad de cultivo y de consumo. Me encanta un pueblo que sabe educar a su gente para que entienda que respetar lo ajeno, no es cosa encomendada a la policía para que multe a quien no lo haga, o que abrir y cerrar puertas de las iglesias es solo cuestión de que me paguen un sueldo, y caso contrario cerrarlas por miedo a robos apretar o no los cinturones de seguridad a las herramientas puede ser opcional. Si hay normas, estas protegen la seguridad de todos, si se cumplen y si no, nos vamos a la selva.

No vi en los muchos kilómetros recorridos por carreteras secundarias, ni una finca abandonada y sin cultivar, había maíz, lúpulo, patatas, hierba natural, grandes arbolados y sin fuegos y en la zona de Núremberg hasta tres pantanos intercomunicados con canales para regular su abundante agua procedente de las lluvias. Mucho orden y aun teniendo 10 contagios por cada 100.000 habitantes las normas de sanidad, distancia, mascarillas, agrupamientos se cumplían con normalidad. Y ya los propios municipios administran la energía eléctrica y la mayor parte de las casas tienen los paneles solares en los tejados en forma estética y armoniosa, Lo que sobra va a la red y en caso de necesitar consumen.

Nuestros amigos con una inversión inicial de 9000 Euros, la factura de la luz era Cero Euros al año. Ya van años. Con casa grande, sauna, piscina y demás enseres. Y lamentan que Ángela Merckel termine su mandato después de 16 años. Un pueblo cuyas leyes sin ambigüedades para que las autoridades, incluso los jueces las apliquen sin más, es garantía de seguridad. También la práctica de la educación y la formación de sus profesores en todos los niveles como competencia de los estados federados, bien armonizada por el estado Federal. Educación y práctica del derecho, como pilares de una sociedad que da mucho a otras naciones y pueblos, también formas de vida, organización, cultura , buen entendimiento y cumplimiento de leyes, normas y bandos. Podemos aprender de otros y no solo poner la mano como eternos e incorregibles mendigos para que nos saquen de nuestra anarquía, irresponsabilidad y holgazanería.