Resulta difícil de entender el afán de Estados Unidos y la OTAN por acudir en ayuda de países amenazados por el integrismo islamista a los que, después de un tiempo y muchos millones de dolores y de dólares invertidos acaban por dejar abandonados a su suerte, que es nula. La poderosa inteligencia de Estados Unidos ha fracasado en su evaluación sobre la toma del territorio afgano por los terroristas. El presidente Biden se ha precipitado y lo demás ya lo sabemos por el periódico. Cerca de veinte años después de la caída del régimen talibán, los extremistas se han apoderado de la práctica totalidad del país, sembrando el terror y desplazando a más de 400.000 personas. De nuevo, ejecuciones de mujeres en la calle, de nuevo burkas y nicabs y la prohibición expresa de que las mujeres salgan de casa sin la compañía de un hombre.

De nada han servido los veinte años de modernización que ha durado hasta que Estados Unidos y la OTAN anunciaron su decisión de retirar a sus tropas del territorio. La velocidad con la que los talibanes han recuperado el control en el país asiático ha dejado sorprendidos a todos. Es injusto que ninguna administración occidental haya hecho nada por evitar que centenares de civiles queden a merced de los extremistas. Según Biden, las tropas afganas superan en número a los talibanes y están preparadas para luchar. En esas tropas no hay marines, ni seals, sin duda la mejor fuerza de las operaciones especiales de Estados Unidos, sin embargo el supuesto Ejército afgano no ha logrado controlar la embestida, no ha estado a la altura, ha sido engullido literalmente por la fuerza talibán.

Vergonzosa la huida del hasta ahora presidente afgano, Ashraf Ghani quien, al parecer escapó con cuatro coches y un helicóptero llenos de dinero y joyas. Una parte del millonario botín quedó sobre la pista de despegue para no desestabilizar el aparato. Así son los ‘demócratas’ que crean los ‘libertadores’, gentes sin escrúpulos que se arriman al sol que más calienta. Ese es el amor que siente por su patria y por su pueblo este señor que ha puesto pies en polvorosa hacia un destino más tranquilo, y a los afganos que han convivido pacíficamente con las tropas americanas y de la OTAN, que les parta un rayo, un machete, una pistola o una ametralladora talibán.

Qué mal hacen las cosas las fuerzas libertadoras. La guerra más costosa de la historia logró dividir pero no desaparecer al Talibán. Mucho menos su ideología. Los extremistas que gobernaron desde 1996 hasta 2001 buscan retomar un régimen islámico radical con la aplicación de la sharía.