El ‘tarifazo’ en cuestión, además de amargarnos la vida, jorobarnos el bolsillo y dejarnos a dos velas, ha puesto el día a día muy difícil al comercio de Zamora y a empresas de distintos sectores que ya no pueden más, que están al borde de sus posibilidades, que temen la llegada del cartero por si es portador de la misiva de la compañía eléctrica que nos ha tocado en suerte. Sí hombre, esa que lleva años y más años bebiendo de la riqueza hídrica de Zamora y que, sin embargo, cotiza en el País Vasco donde tiene su sede.

Por cierto, conviene que todos los zamoranos sepamos que el impacto de Iberdrola en Euskadi ascendió a 1.637 millones de euros el pasado año. Con el pico nos hubiéramos conformado en Zamora. La compañía realizó el pasado año compras a mil empresas vascas por un importe estimado de 690 millones de euros, al tiempo que las inversiones directas en el territorio han supuesto 100 millones de euros. Hasta el año 2022 las compras en Euskadi ascenderán a unos 4.000 millones de euros según las estimaciones de la empresa.

¡Oído cocina, señor Mañueco!, porque en la vertiente fiscal, Iberdrola aportó el pasado año 707 millones de euros a las arcas de la hacienda vasca, al tiempo que las retribuciones salariales supusieron 141 millones de euros. En Zamora tienen contratas de buena y mala calidad, qué más da, si los zamoranos se dejan meter los goles que hagan falta. Además, la compañía ha reconocido que el País Vasco es una de las comunidades que más proveedores habituales aporta a Iberdrola. ¿Cómo se le queda el cuerpo, mi querido lector? Y las vergüenzas ¿cómo se les quedan a nuestros amados y nunca bien ponderados políticos?

Eso pasa por no saber defender lo propio, por no tener orgullo de pertenencia, por llegar a la política para lo que llegan, donde tantos se perpetúan porque se vive bien en ese ámbito y de las arcas públicas parece manar el dinero. Los impuestos arreglan cualquier déficit que se presente. Lo engorroso es que siempre pagamos los mismos. Bien que lo siento por el machacado comercio zamorano. Las peluquerías, quioscos, los bares, las tiendas de alimentos, me refiero a las pequeñas, para las grandes superficies el impacto es mucho menor, pescaderías, fruterías, panaderías y carnicerías, netamente zamoranas. Al final, los clientes ayudaremos con el incremento de los precios a paliar el desastre.

A Iberdrola sólo se le ha ocurrido acordar con la CHD, mal acuerdo, frenar el desembalse de Ricobayo, tras cinco meses en los que ha desaguado el 90%. ¡Pobre compromiso!