El domingo, día 8 de agosto, a primera hora de la mañana, recibo con hondo pesar la noticia del fallecimiento, acaecido el día 7 de agosto, de doña Pilar Martínez Pérez, que me traslada su sobrino, Ricardo.

Doña Pilar fue mi maestra en Valdescorriel, en los veranos de mi niñez, de eso ya hace aproximadamente sesenta años, y pese al tiempo transcurrido, me acuerdo perfectamente de sus clases, en casa de su madre, en la calle El Cristo, en la misma calle donde ahora tenemos nuestra casa, herencia de mis mayores.

¡Con el paso de los años aquel niño sigue recordando a su maestra!

Las clases comenzaban a primera hora de la mañana, y sobre las once, se hacia un pequeño recreo para jugar, y acto seguido, continuar hasta la hora de comer. Teníamos la tarde libre para hacer “ las cuentas” que nos ponía y presentarlas, a primera hora del día siguiente.

Recuerdo que, en aquellos momentos se utilizaban pizarras y para escribir pizarrines, que doña Pilar nos facilitaba y traía de Rionegro del Puente, donde daba clase como maestra nacional.

Doña Pilar era una persona que, pese a nuestros pocos años, sabía perfectamente compaginar el cariño con el respeto, eso demuestra claramente que, era una persona con vocación, bien puede decirse en su caso, que el ser maestra por vocación es la más bella tarea que puede realizar una persona.

La última vez que vi a doña Pilar fue en Valdescorriel por la festividad de Santa Marta, hace unos años, estuvimos visitando el museo y recordando tiempos pasados.

A través de un amigo común, también maestro nacional como ella, ya fallecido, don Ángel Hernández Benito, que prestó sus servicios en Moraleja del Vino, siempre le preguntaba por doña Pilar.

Para mí siempre la recordaré con cariño, porque sabía compaginar el respeto con esa delicadeza que le era innata en el trato con los niños, por ello siempre le he tratado de usted, para mí era y será doña Pilar, la maestra vocacional, delicada, respetuosa y cariñosa.

Estoy seguro que seguirá siendo referente para sus compañeros y para los alumnos que, tuvimos la gran suerte de tenerla como maestra.

Hasta siempre doña Pilar, este alumno seguirá recordando a su maestra por el cariño que le tiene.

Pedro Bécares de Lera