El titular podría quedar así: ”Agreden a un hombre en Gijón al grito de “facha” por llevar en su moto una bandera de España”. ¡Por Dios, por Santiago apóstol y por don Pelayo! Que eso ocurra en Asturias me da grima a sabiendas de que ‘Asturias es España y lo demás tierra conquistada’. Asturias, la patria querida no sólo de los asturianos. Asturias de mis amores, donde tan feliz he sido durante tantas vacaciones.

Pero qué les ha hecho la bandera de España a unos cuantos descerebrados. Eso de insultar, de agredir físicamente y de quemar la bandera de tu patria solo pasa en España. En otros países, incluso de nuestro entorno, es un delito. Aquí, la relajación democrática es tan brutal que un día nos vamos a levantar y no sólo no vamos a conocer a España, no nos vamos a conocer a nosotros mismos del cambio tan bestial, para mal, que vamos a experimentar.

Quiero pensar que estamos ante casos aislados. Servidora lleva colgada al cuello la bandera de España que, permanentemente me recuerda mi jura de bandera en la Guardia Real, el 14 de Septiembre de 2007, en un emotivo acto presidido por los entonces Príncipes de Asturias. No me la quito nunca. No lo he hecho ni en Barcelona, ni en el País Vasco ni en ningún otro feudo donde la enseña nacional molesta a según quienes. Sólo me faltaba volver a Asturias y que me salgan al paso los tres desaprensivos que agredieron al hombre de 60 años que ha denunciado los hechos.

Si por llevar la bandera de España en la moto, le increparon al grito de “facha” y le golpearon, a servidora que la lleva al cuello siempre visible, se lo cortan o directamente me lapidan, ¡como soy mujer y todos los días debo hacer esfuerzos para no morir en el intento! Ojo, no estoy señalando a hombre alguno de los que considero normales, luego están los otros, a veces son más terroríficas algunas mujeres que muchos hombres juntos.

Un hecho así podría suceder en cualquier punto de la España que sufre más desapego, pero nunca en Gijón. ¡Don Pelayo debe tener un cabreo! Algunos son capaces de respetar usos y costumbres que nada tienen que ver con las nuestras, antes de dar su brazo a torcer. Los agresores no han entendido todavía que portar la bandera de España no significa ser ‘facha’, como ellos pretenden, más bien es un acto de amor a la patria. Que los verdaderamente fachas son ellos, energúmenos incapaces de respetar al prójimo y,además, cobardes porque, cometida la fechoría, huyeron como ratas.