Quien mucho habla, mucho yerra. Esto le ocurre a los políticos cada vez que abren la boca. En su crasa ignorancia consideran que en llegando al poder les llega el saber. Dos potencias que no suelen caminar juntas. Nuestro ministro Alberto Garzón se permite opinar de algunos temas, que aun siendo de su ministerio, no tiene porque dominarlos por ejemplo la nutrición. Todos los excesos son malos, la carne roja, las grasas, el tinto de verano incluso el humilde pan y el agua, aunque estén bendecidos.

El profesor F. Grande Covián, nos dejó entre otras perlas “Come de todo y menos de lo que más te guste”. Al señor Garzón le ha entrado el prurito por la carne roja, insana e irrespetuosa con el medio ambiente, es verdad, pero para nada menciona el aceite de palma (puede que desconozca su existencia.) veneno para nuestro corazón y nuestras sufridas arterias sin atender a la deforestación y lateralización de las tierras donde su cultivo es intensivo, acelerando la extinción de diversas especies zoológicas en estado crítico.

Zapatero a tus zapatos.

F. Mario Santos.