Estamos en la ruina. Lo escribí hace pocas semanas. La luz y la cesta de la compra nos están amargando este tiempo que debería servir para dejar aparcadas las preocupaciones. No hay manera. Vamos de sobresalto en sobresalto. Al supermercado ya no podemos ir con monedas. Del billete de veinte para arriba. Los precios son estratosféricos.

La demanda y los precios de la electricidad se disparan una semana sí y otra también. El megavatio hora ha vuelto a marcar su récord anual y el segundo más caro de la historia, rozando los 106 euros MWh. Poner la lavadora es una heroicidad. Acabaremos bajando a lavar la ropa al río tal y como antaño hacían nuestros ancestros. Volverán las fábricas de hielo a elaborar bloques del susodicho para enfriar alimentos y bebidas porque el frigorífico acabará convertido también en artículo de lujo. La calefacción, en invierno, dará paso de nuevo al brasero de cisco. El cabello tendremos que secarlo al sol, fuente e vitamina D, de la que tan necesitadas estamos las mujeres. La vitrocerámica cederá su lugar a aquellas cocinas de antaño que se encendían con leña o carbón y un papel de periódico, normalmente ‘El Caso’, y así sucesivamente.

De poco ha servido la bajada del IVA propuesta y aprobada por el Gobierno. Se ha quedado en agua de borrajas viendo el comportamiento del megavatio. A este paso nos vamos a empobrecer más de lo que ya estamos. Nada le digo cuando los ERTES pasen a la historia y no haya dinero para todos. Las empresas no van a poder mantener el ritmo anterior a este follón permanente en el que vivimos y los parados se van a multiplicar como por generación espontánea.

Hay que recordar el coñazo que dio Irene Montero con la tan traída y llevada ‘pobreza energética’ en tiempos de Rajoy porque la luz subía un 4%. Recuerdo que se pasaba todo el santo día soliviantando al personal, criticando a todo lo que se meneaba a la derecha del espectro político y, mire por donde, la luz en su tiempo ministerial está un 50% más cara que bajo el mandato de Rajoy. Pero Irene Montero ya no habla de pobreza energética. Esta señora ha quedado retratada. Se preocupó en exceso por aquel 4% y se ha quedado tan oreada y sin capacidad de reacción con el 50%.

Mal, que los precios de la electricidad superen en un solo día la barrera de los 100 euros MWh, pero es que el mínimo diario no bajará de los 94 euros/MWh. La cosa pinta francamente mal y sin visos de solución. Apaga y vámonos.