Como todo manjar que se precie, sin abusar. Que nadie intente demonizar al vacuno patrio que es de primera, venga de donde venga. No quiero hacer referencia al ministro contradictorio, ese que reprueba la ingesta de carne roja pero aprueba una barbacoa en familia, de vez en cuando. El mismo que, no hace tanto, arremetió contra dos productos que son bandera de gloria dentro y fuera de España: el aceite de oliva y el jamón ibérico que los chinos están tratando de imitar. Este ministro es capaz de dar al traste con una industria floreciente que también pasa por sus dificultades y permitir que los chinos nos arrebaten el podio.

Desde aquello del aceite y el jamón, puedo decir que nunca he consumido tanto jamón como ahora. Igual me pasa con la carne roja, esa que, en forma de solomillo de ternera a la brasa, formó parte de su menú de boda. Se lo han recordado la práctica totalidad de medios de comunicación. Lo que son las cosas, ni se ha inmutado. No se le ha caído la cara de vergüenza. A propósito de las bandejas de supermercado, a lo mejor, si se quitara un poco del sueldo que cobra, y restringiera el número de cargos y asesores que mantiene, lo mismo daba para dar carne de la buena, de la que gusta al ministro, a miles de familias españolas sin recursos.

Animo a los ganaderos zamoranos a seguir trabajando como lo han venido haciendo hasta la fecha. Eso sí, sin olvidar esta y otras afrentas que, parece mentira, parten del titular del ministerio de Consumo. Este señor, que debe ser vegano a ratos, debe querer que nos alimentemos de brócoli, berzas, repollos y lombardas. Muy rico todo ello, pero causan unas flatulencias que ríase usted de los gases que producen las vacas y las heces de los cerdos.

A cada paso que da, Garzón muestra y demuestra una irresponsabilidad impropia en un titular ministerial. A pesar de sus constantes meteduras de pata y por aquello de que forma parte de la cuota morada, Sánchez ni lo ha tocado. Debiera haberlo hecho. Se va a cargar los mejores sectores de España. No tardará en meterse con esa fuente de proteínas que son los huevos. Y pa huevos los de todos los españoles a una, que somos adictos y adeptos a este manjar a pesar de salir de donde salen.

Que deje ya de estigmatizar productos, sectores y actividades. Me uno a las organizaciones interprofesionales del sector, a las 2.800 empresas, la mayoría pymes, y a las explotaciones ganaderas familiares que superan el medio millón.