Una vez aprobados los indultos que le aseguran la permanencia, o eso parece, es un rumor a voces que Pedro Sánchez prepara una remodelación ministerial. Con la renovación del Ejecutivo se producirá un cambio de ciclo. Es verdad que sólo Sánchez sabe cuándo ocurrirá. Se desconoce el verdadero alcance que tendrá y si los ajustes implicarán una reducción de carteras. Cabe recordar que la configuración de su gabinete en enero de 2020 desató numerosas críticas al incluir la friolera de 22 ministerios. En anteriores Gobiernos la cifra más alta fue de 17. Los 22 actuales sitúan al Ejecutivo patrio a la cabeza de los macrogobiernos europeos. Frente a los 17 de Francia y Portugal o los 15 de Alemania, Irlanda o Países Bajos, la cifra de ministerios en España es excesiva. Y, total, ¿para qué?

Hay detalles que a los responsables del Club europeo al que pertenecemos no le pasan desapercibidos. Dos de ellos son el número de ministerios y el otro más sangrante de asesores que no asesoran nada y que conforman una especie de lobby con mucho poder pero con ausencia de gloria. Europa tiene sus propios estándares al respecto. Pues bien, para cumplir con ellos, Sánchez tendrá que echar a seis ministros. ¿Quiénes? Las quinielas siguen su curso imparable pero es una incógnita que sólo el presidente del Gobierno puede despejar.

Si como recomienda Europa, reduce el número de carteras, que sería lo lógico en tiempos de crisis, el de España se acercaría a la media de los países europeos que se sitúa en torno a los 16, ministerio arriba ministerio abajo. El problema vendrá dado por la cuota morada. No se muestran dispuestos a perder ni presencia ni poder. La decisión pasa por prescindir de alguna que otra cartera o integrarlas en otro ministerio. Con la composición del Gobierno actual se desligaron muchos ministerios, precisamente para dar cabida a la cuota de Podemos.

Sea como fuere, Sánchez tendrá que adelgazar la estructura del Ejecutivo, atendiendo al estándar europeo y para alivio de los ciudadanos españoles que estamos sobre ascuas con las constantes peticiones de esfuerzos a la ciudadanía que, constantemente, nos hace llegar el Gobierno. En un contexto de crisis económica como la actual, lo aconsejable, lo prudente, lo sensato es reducir el número de carteras ministeriales, el número de asesores, gastar menos y trabajar más. Y a ser posible reducir el número de mentiras que nos largan constantemente para saber a qué atenernos. Al ejecutivo patrio, en su conjunto, no le gusta escuchar ciertas verdades, quizá porque como sostenía Orwell: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.