Como Pedro Sánchez no tome una pronta decisión con respecto a Irene Montero, en su próxima remodelación del gabinete ministerial, me veo a todos los españoles yendo de nuevo a la escuela para tratar de ponerse al día con la nueva terminología que la ex de Iglesias y su club de feministas nos quieren imponer. Me veo incapaz de subirme a ese carro lingüístico por lo absurdo. Me quedo con lo que me aconsejan mis viejos profesores, académicos cabreados y doctos y eruditos pensadores que se están echando las manos a la cabeza.

El anteproyecto de ley de Irene Montero cambia la terminología sobre la maternidad, el género, la sexualidad y hasta la pérdida de pareja. La ex nos quiere complicar la existencia y para ello se está empleando a fondo. ¡Que la paren de una vez! ¡Terminará volviéndonos locos! A ver, la autodeterminación del género, la despatologización de la transexualidad, la violencia intragénero o a intersexualidad son algunos de los disparatados términos incluidos en la normativa que también incorpora palabras como cisgénero o no binario. No sé si estamos ante un trabalenguas, un jeroglífico, un acertijo o un enigma. Lo que sé es que estamos ante uno de los mayores despropósitos de la era Sánchez.

La Montero no deja títere con cabeza. Con el respeto que a servidora le infunden las viudas y las gestantes, si quiero ir en consonancia con el mandato ministerial tendré que llamar a las primeras ‘cónyuges supérstites’ y a las segundas ‘progenitoras gestantes’, como si no supiéramos que son dos los progenitores, como si quisieran dar constantemente al hombre por donde amargan los pepinos, como si quisieran reducirlo a la nada. Me niego a seguir estas directrices. Llamo a la rebelión de las personas, dejaré a la gente para otro momento. Llamo a la insubordinación de los intelectuales. Llamo a la protesta unánime de hombres y mujeres por esta forma de avasallamiento.

Curiosamente, con todas estas imbecilidades de género, no soy la única que se ha dado cuenta de que la Montero ha eliminado de raíz los términos viuda, madre y mujer. Como si le molestasen, como si ser viuda fuera un demérito, ser mujer una aberración y ser madre un obstáculo. No tengo ninguna intención de familiarizarme con estas gilipolleces. No me extraña que muchos socialistas de toda la vida, estén que bufan por la sumisión del PSOE a Irene Montero, cuyo primer y gran objetivo no ha sido solo el de complicarnos la vida si no el de “sola y borracha poder llegar a casa”. Lo de sola se ha convertido en realidad desde la rara salida de su ex.