Anda el paisaje político enrarecido, una mar gruesa con rachas de temporal mueve el barquito patrio de un lado para otro con la consiguiente falta de rumbo que se traduce en un malestar para marinería y pasaje. En el argot o buen hacer marinero es aconsejable reducir trapo para que el gobierno, rueda del timón no se sobre cargue y acabe rompiendo, quedando la nave a merced del temporal.

Llegado a este punto, me pregunto si los países de nuestro entorno sufren este ataque permanente este mar embravecido q pone a prueba a tripulantes y viajeros a borde del mareo. Cuanto aguantara nuestra resistencia al vomito?.

Señores del Gobierno y oposición, reduzcan trapo pongan el barco a la vía y verán q cara de felicidad se les pone a los viajeros, en este caso ciudadanía.

En otra ocasión hablaremos de las cavernas como espacio de ilustración e inteligencia.

Evaristo Álvarez-Rodriguez