La crisis diplomática con Marruecos no solo continúa sino que parece ir para largo. Marruecos no se muestra conforme y contraataca, tras la resolución del Parlamento Europeo sobre Ceuta, asegurando que el asunto de los menores no es cosa suya, sino de ONU. Vaya forma de lanzar balones fuera. Marruecos es de los que tira la piedra y esconde la mano. Su ministro de Exteriores, de afilada lengua, se ha despachado a gusto.

Quienes no respetan las vidas humanas, quienes utilizan a sus gentes como escudos o como puntas de lanza, ahora acusan a España, a sus Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a sus Fuerzas Armadas de maltratar a sus menores. Cuánto tienen que aprender las autoridades alauitas, el Ejército y la Policía marroquí de nuestros uniformados que constituyen un modelo a seguir en el ámbito internacional.

Por eso, porque nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y nuestras Fuerzas Armadas maltratan a los niños marroquíes que llegan a bandadas a España, los uniformados españoles exponen sus vidas, lanzándose al mar para salvar a jóvenes y niños, prestándoles ayuda e incluso dándoles su sangre si es preciso. Hay cosas que no se cuentan y que sin embargo forman parte del trabajo de los nuestros que, a modo de gratitud, reciben una lluvia de piedras, y son objeto de la violencia más salvaje por parte de quienes llegan convenientemente aleccionados a Ceuta o Melilla.

Más educación y respeto a la infancia de su país, puesto que constituyen el relevo generacional, y menos utilizarlos, política y socialmente, para señalar a España, para humillar a España, para tratar de poner al mundo contra nuestro país como si fuéramos una horda de bárbaros. ¿Cómo son capaces de acusar y condenar a España “por su comportamiento violento e irrespetuoso de los derechos de los menores”? ¿Sabrán acaso las autoridades marroquíes cuáles son los derechos que asisten a la infancia de su país y de todo el mundo? Me permito dudarlo. Mientras al niño Moulay Hassan, heredero al trono alaui, caprichoso hijo de Mohamed VI, no le falte de nada, a los demás que les den por donde el régimen quiera en cada momento.

Nadie, dentro y fuera de Europa, por mucho que Marruecos se empeñe, pone en duda que la actitud de las Fuerzas Armadas y de Seguridad españolas, demuestran acciones de carácter humanitario. En materia de Derechos del Niño, España da sopa con honda a Marruecos y a quien tenga la desfachatez de opinar lo contrario. Obras son amores y en eso las Fuerzas Armadas españolas han escrito un Manual de obligado cumplimiento para el resto de las naciones.