Esta será mi última carta a una sociedad que pensaba que era más humana, y he visto que no es así.

En mi primera carta, estábamos en plena pandemia de marzo del 2020, expuse el estado físico y anímico que estábamos pasando. Me preguntaba qué sucedería si hubiera una segunda oleada, qué ilusa, no solo hubo una segunda, sino también una tercera y una cuarta. Solo pedía respeto para todos los sanitarios que se jugaban la vida para salvar las de otros.

En la segunda carta escribí sobre mi conversación con un joven que se contagió del COVID y puso en peligro la vida de su padre, porque paso por la UVI, y estuvo allí varias semanas. Hoy puedo decir que está en su casa, pero con muchas secuelas. Ha habido personas que me han preguntado si esta conversación fue inventada. ¿Cómo alguien se puede inventar algo así?

La enfermera zamorana Montserrat Juan lee para LA OPINIÓN-EL CORREO su carta viral de denuncia

La enfermera zamorana Montserrat Juan lee para LA OPINIÓN-EL CORREO su carta viral de denuncia Patricia Mena

En esta última carta, porque será la última, solo quiero decir una palabra: ¡Gracias!

Gracias a todo el personal que trabaja en la sanidad, no solo sanitarios, sino también, limpieza ,mantenimiento… Sin vuestro trabajo y esfuerzo toda esta situación hubiera sido mucho peor.

Ahora alguien dirá: pero si ha sido desastrosa, porque han muerto miles de personas. Pero yo les pregunto: ¿Y las que viven gracias a todos ellos? Esta sociedad nunca ve lo bueno que se hace por ella, sino todo lo malo. El olvido es el mal que aqueja a esta sociedad. Es más fácil olvidar que recordar, porque así nunca tendremos que agradecer nada.

Esta misma semana una paciente ha llamado “bestias” a mis compañeras del hospital, que si no saben cuidar enfermos que hagan otro trabajo. Y con toda la serenidad y paciencia le he contestado: “ Si fueran “bestias” hace un año no hubieran hecho su trabajo a riesgo de su propia salud y de sus familias, se hubieran quedado en sus casas, como usted lo hizo. En cambio, estuvieron al pie del cañón haciendo turnos interminables, insufribles, viendo cómo a pesar del trabajo y el esfuerzo, había pacientes que se morían. Ellas han trabajado para que “usted”, hoy, esté bien, operada y ya en su casa. ¿Se merecen esta falta de respeto? ¡Creo que no!

Gracias a todas las personas que formaron parte de esos grupos esenciales para que todos estuviéramos bien: Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, camioneros, trabajadores de supermercados, funerarias… Sin ellos, el desastre hubiera sido mayor.

Gracias a los medios de comunicación. Han informado del día a día de esta pandemia para que la sociedad supiera lo que estaba pasando a nuestro alrededor.

Gracias a Beatriz y todo el personal de LA OPINIÓN DE ZAMORA que me dieron voz para dar a conocer el sentir de un colectivo, al que pertenezco, y que estamos olvidados en la actualidad.

Por último, gracias, y no por ello menos importante, a mis compañeros del Hospital Virgen de la Concha, de Zamora, y en especial a mis dos familias de las UVI.

En este año han pasado tanto que creo que se merecen un reconocimiento especial. Mientras que había épocas mejores en las plantas de hospitalización, en las UVI estaban siempre con pacientes. No han tenido un momento de respiro en todo el 2020. Ell@s son el mejor exponente de una Sanidad Única.

Mercedes, Asun, Rosa, Viky, Cristina, Ana, Iris, Abraham, Mar, Isabel, Fe, Estela, Filo, Israel, Yoana, Beatriz, Sofia, David, Raquel, Ángeles, Mjesus, Mayte, Dori, Ester, Hector, Alba, Conchi, Pablo, Gerardo, Reyes, Alfredo…. Y tantos y tantos nombres que no puedo poner porque me faltaría espacio. Gracias. Gracias...

Monserrat Juan Asensio