“Estás perdiendo el tiempo / pensando, pensando / por lo que tú más quieras / hasta cuando, hasta cuándo”. Son estrofas de “Quizás, quizás, quizás”, aquella vieja canción compuesta por el cubano Osvaldo Farrés, e interpretada por muchos cantantes, entre ellos Nat King Cole, Soleá Morente, Jennifer López o Celia Cruz.

No está mal cantarla bajo el agua de la ducha, mientras te pones un poco a tono, antes de enfrentar una nueva jornada. Porque el rumbo de ciertas cosas te hace ver que estás perdiendo el tiempo, por mucho que les des vueltas. Especialmente si se trata de temas importantes que afecten al conjunto del país, a la región, o a la provincia donde vives. Así que lo mejor es salir a la calle mentalizado, para que no lleguen a cogerte desprevenido.

Si te molestas en repasar cualquier tema que te preocupe, y observas su evolución a lo largo del tiempo, tristemente, puedes llegar a la conclusión de que no avanza. Que, en lo sustancial, permanece inalterable. Incluso, puede que haya ido a peor. De nada ha servido que se haya planteado en la institución que tiene capacidad para resolverlo, o de haberse debatido, porque, desafortunadamente, ahí sigue impertérrito, como la Puerta de Alcalá.

El fondo de la cuestión es que confían en seguir contándonos las mismas milongas en años sucesivos, confiando que a muchos se nos hayan ido olvidado. Mientras tanto la casa por barrer, y la provincia sin recibir un ochavo

Es algo así como si estuvieras viviendo “el día de la marmota”. Comprobando que lo que ayer parecía que había acabado, no había sido así, puesto que hoy vuelve a empezar todo de nuevo. Basta repasar algunos hechos concretos para comprobarlo.

No hace tanto tiempo las izquierdas atacaban con denuedo al gobierno de derechas exigiéndole que no subiera el precio de la electricidad, ya que lo consideraban algo así como un derecho inalienable. Ahora, sin embargo, como están en el poder, lo aceptan y defienden, y tratan de disimularlo un poco, obligando a la gente a levantarse a altas horas de la noche para planchar o poner la lavadora.

A las derechas les ocurre otro tanto de lo mismo. Ahora les ha entrado la prisa por establecer la especialidad de “médico de urgencias”, cuando ellos no movieron un solo dedo al respecto durante los años que estuvieron gobernando. Por cierto, que la que parece más preocupada es una diputada zamorana, que lleva veinte años ocupando cargos importantes, incluido el de ministra de Sanidad.

Lo que subyace en todo esto es que se van sacando los temas según conviene, se les da una vuelta por las Cortes, o por donde más pueda interesar, y se los vuelve a guardar en el trastero, para que permanezca todo igual. De lo que se trata es de tocarle las pelotas al contrario, y no de resolver los problemas.

El esquema de actuación siempre es el mismo. El, o los partidos, que no gobiernan exigen que se hagan determinadas cosas porque no son ellos quienes las tienen que llevar a cabo. Quien gobierna no hace nada por tomarse en serio lo que le está exigiendo la oposición, puesto que entienden que sería darles la razón. A partir de ahí, solo es cosa de esperar un tiempo a que cambien las tornas en las siguientes elecciones. Sería entonces cuando quien dijo “digo” ahora diría “Diego”. Y vuelta a empezar de nuevo. Mientras tanto, los ciudadanos, ojipláticos, asisten a ese partido de tenis donde la pelota va de un lado a otro sin que llegue a acabarse nunca. En cualquier momento se verá, a través de las nubes, la figura de Bill Murray interpretando de nuevo al periodista de ”Atrapado en el tiempo”.

Y es que, si la clase política tuviera intención de resolver determinados problemas, cada uno pediría a sus compañeros de partido (en el caso que éstos ocuparan el poder) que le echaran una mano, ya que, lógicamente (si es que en la política existiera la lógica) encontrarían mejor disposición que la pudieran ofrecerle sus contrarios. Pero lo cierto es que, aviesamente, actúan al revés, haciendo lo posible porque siga presente “el día de la marmota” y tiro porque me toca.

Ciñéndonos a aspectos locales, vemos que sucede otro tanto de lo mismo. El PP exige al Gobierno central que solucione el caso “Monte la Reina”, mientras que el PSOE le exige al gobierno de la comunidad autónoma que deje de deteriorar la atención sanitaria en la provincia. Si de verdad pensaran en los intereses de los zamoranos, bastaría con que cambiaran el destino de sus ataques. Con que construyeran en lugar de destruir. Pero eso, al parecer, no debe interesar, porque si fuera así, ya estarían resueltos esos y otros muchos de los problemas que tenemos.

El fondo de la cuestión es que confían en seguir contándonos las mismas milongas en años sucesivos, confiando que a muchos se nos hayan ido olvidado. Mientras tanto la casa por barrer, y la provincia sin recibir un ochavo.

De la mampara de la ducha salen las voces del trío Los Panchos: “Así pasan los días / y yo desesperando / y tú, tú contestando / quizás, quizás, quizás”